El hecho de que un país como Burundi, en décadas pasadas escenario de uno de los genocidios más brutales de la historia, hoy sea un país casi totalmente olvidado dice mucho de cómo los medios y las comunidades occidentales solo prestan atención a lo que más se acomoda a sus propios intereses. Pero en Burundi, donde la semana pasada se extendió la noticia de un golpe de Estado, hace muchos días que se producen manifestaciones que se han cobrado mucha sangre, con un gran número de muertos, heridos y detenidos.
La gente vive encerrada en sus casas y los enfrentamientos en las calles están a la orden del día. Todo ello agrava la situación de los refugiados, que desde que empezaron los enfrentamientos a finales de abril suman ya más de cien mil personas, que necesitan medicinas, agua potable, comida y asistencia.
El inicio de las manifestaciones se produjo cuando el presidente Pierre Nkurunziza anunció que se presentaría para un tercer mandato consecutivo, cosa que la Constitución del país africano prohíbe. Aprovechando su visita a Tanzania, el general Godefroid Nyombare declaró el golpe de Estado y la transición de poder. Desde Tanzania, Nkurunziza respondió con un tuit diciendo que no había habido ningún golpe de Estado y que la situación estaba bajo control. Hablamos con Monica Treu, voluntaria de AVSI en Buyumbura, la capital de Burundi.
Las noticias que llegan desde Burundi son pocas y contradictorias. ¿Ha habido golpe de Estado o no?
Cuando el general Nyombare anunció por radio el golpe de Estado eran casi las 13.30h y todavía estábamos trabajando. Después, de vuelta a casa, al recorrer los varios kilómetros que hay de distancia, vi que el tráfico había desaparecido y que por la calle había muchísima gente manifestándose alegremente por el golpe de Estado. También noté una presencia militar considerable por las calles.
¿Entonces la versión del presidente Nkurunziza no se corresponde con los hechos?
De momento, no hay nada muy claro, pero lo que sí es un hecho es que el general ordenó la reapertura de todas las radios privadas que se habían clausurado el 26 de abril, día en que empezaron las manifestaciones contra el presidente. Y la gente que salió a la calle para expresar su alegría demuestra que algo está pasando. La dura represión de las últimas semanas lo han puesto definitivamente en una situación muy complicada de cara a la gente.
Nkurunziza estaba en Tanzania en el momento del anuncio, ¿se sabe si ha regresado?
Nadie lo sabe. Envió un tuit diciendo que no había habido ningún golpe de Estado, que la realidad era muy distinta.
De las manifestaciones de las últimas semanas no habíamos recibido noticias en Occidente.
La gente empezó a salir a la calle el 26 de abril, el mismo día que el presidente declaró que quería volver a presentarse por tercera vez. Hubo manifestaciones en los barrios periféricos de la capital contra este anuncio, y la policía las reprimió violentamente. Se habla de veinte muertos pero seguramente son más y hubo cientos de detenidos y heridos, pero sobre todo al menos 40.000 personas que huyeron a otros países, como el Congo, Tanzania y Ruanda.
Dada la terrible historia de Burundi, la gente tendrá miedo a nuevos derramamientos de sangre. ¿Existe la posibilidad de que se repita la guerra entre dos etnias, como los tutsi y los hutu? ¿A qué etnia pertenece el presidente?
El presidente es de etnia hutu pero en estas manifestaciones se han unido las dos etnias contra él, lo que es un signo muy significativo. Dentro de su propio partido hay también una división ya desde principios de año por parte de gente que le recomendó que no volviera a presentarse y que luego se ha alejado. El general Nyombare también formaba parte del partido en el poder.
¿Cómo se puede valorar a Nkurunziza? ¿Su gobierno ha hecho bien o mal?
Durante su mandato ha habido muchos casos de corrupción, malversación y mala gestión de la res publica. Se ha rodeado de personas poco limpias, hay sombras en el caso de las hermanas asesinadas, muchos homicidios y detenciones de personalidades de la sociedad civil, episodios todos que demuestran el poco afecto que tenía por la democracia.
¿Cómo viven en este momento? ¿Los proyectos de AVSI están a salvo?
Confiamos, pero nos preocupa nuestro centro situado en los barrios del norte. Es un centro para madres y niños donde hacemos actividades educativas. Lo cerramos inmediatamente el mismo 26 de abril por motivos de seguridad, en cuanto empezaron las manifestaciones. Nos preocupa no poder volverlo a abrir para poder acompañar a estos niños, que en estas semanas han sufrido traumas viendo los incidentes que tenían lugar en sus barrios, donde la policía reprimía de forma violenta manifestaciones pacíficas.
¿La Iglesia católica de Burundi se ha expresado de algún modo?
La Iglesia se ha expresado claramente contra el tercer mandato apoyando a los manifestantes, pero también la comunidad internacional, Estados Unidos y la Unión Africana. Bélgica ha interrumpido su financiación al programa policial y electoral. Son todos signos claros de aislamiento hacia el presidente.
¿Cómo están viviendo ahora?
Yo tengo una nieta de dos años cuando oí el anuncio del golpe de Estado fue la prima en quien pensé. Estos días estaremos encerrados en casa para ver cómo se va desarrollando la situación. Las manifestaciones se han vuelto a producir con más fuerza y por desgracia ya hay algún muerto entre los manifestantes. En las calles se respira un clima de tensión y la gente tiene miedo. Ojalá podamos volver pronto a la normalidad.
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