¿Preocupado? «No, para mí es algo positivo. Y puede serlo aún más si se abre un cierto camino». Syriza ha ganado las elecciones (149 escaños de 300), Alexis Tsipras ha anunciado su «adiós a la Troika» y Europa espera con cierta aprensión lo que sucederá en las bolsas y en el euro, pero Giulio Sapelli, profesor de Historia económica en la Universidad Estatal de Milán, que siempre ha sido crítico con la euro-austeridad, no da mucho crédito al miedo, en absoluto. «Mire, la verdadera cuestión, sobre la que ha habido muchos equívocos durante las últimas semanas, es si Tsipras es izquierdista radical o realista».
¿Y qué responde usted?
Que Syriza, en realidad, cuenta con un grupo dirigente muy maduro y realista. Nada que ver con lo que vemos en otros países. Syriza nace de un laboratorio intelectual del ex partido comunista, cercano al eurocomunismo, que rompió hace tiempo con los estalinistas y la extrema izquierda. Son intelectuales, escritores, economistas que en cierto modo cooptan a jóvenes que vienen de estos movimientos. Tsipras era líder de un movimiento estudiantil, pero no veo el riesgo de un radicalismo. Además hay otro aspecto importante.
¿Cuál?
Es la primera vez que se vota un programa europeo. Y Grecia ha votado contra una Europa que ha perdido su alma. Llama la atención que la primera reunión europea después de estas elecciones haya sido entre el BCE y el presidente de la Comisión. El Parlamento ni siquiera ha sido convocado. Hay una fuerte separación entre burocracia europea y pueblo. La poliarquía europea se está convirtiendo en algo donde los poderes económicos, en este caso además públicos, prevalecen sobre los parlamentos. Y eso no se puede admitir. El voto griego es consecuencia de ello.
¿Qué pasará ahora?
No habrá una salida del euro, no la han pedido nunca. Harán lo que tendríamos que hacer todos: pedir la reprogramación de estas deudas, provocadas por residuos y errores pero también infladas por colosales financiaciones europeas del pasado para gasto público. Pero espero que Grecia abra el camino hacia un replanteamiento de Europa. Porque las políticas elegidas hasta aquí –aumento de impuestos y desempleo en plena crisis– no llevan a ninguna parte.
¿Es realista que suceda ahora?
No lo sé. Es ya positivo que se abra un diálogo, también porque no hay alternativas. Pero la negociación será difícil. No veo a Alemania muy proclive a replanteamientos. Las declaraciones del banco central alemán durante las encuestas a pie de urna en Grecia son graves.
¿Entonces qué va a pasar?
Alemania ve que se abren grietas en su dominio europeo. Pero no creo que Francia, Italia y otros países puedan aprovecharse demasiado. El peligro real es el bloqueo entre Alemania y los países ex comunistas. El odio que sienten hacia la ex Unión soviética les ha llevado a forzar demasiado una alianza con el eje teutónico-nórdico. Las negociaciones serán largas.
Y mientras tanto, ¿qué será de los mercados y del euro?
Sobre el euro no habrá consecuencias. Lo han dicho todos, hasta los halcones. Ya sabe, es muy importante cómo se formulan las frases: «Permanecerán en el euro, pero tendrá que haber reformas...». Todos saben que no importa nada el 2 por ciento del PIB, que es el valor del PIB griego respecto a la zona euro. Pero importa el momento psicológico. Si luego en España gana Podemos, como puede pasar, ¿qué pasa si no abrimos las negociaciones? Ante la amenaza del Isis, ante una Rusia cada vez más agresiva, si no se encuentra un camino de negociación…
En su opinión, por tanto, ¿estamos en el inicio de un replanteamiento de la Unión?
Sí, pero será un camino largo. Lo dicen también los resultados griegos. Nueva Democracia ha obtenido el 28% de los votos. Eso quiere decir que casi un tercio de los griegos, después de años de hambre y austeridad, ha votado por la Europa tecnocrática. Y entre sus motivos está el hecho de que Grecia ha estado inundada de financiación europea: una avalancha de dinero y despilfarro de la que se han beneficiado todos. Ahora todos se hacen los rigurosos, pero en el pasado Europa ha sido una especie de gigantesca caja de ahorros con la que los bancos han ganado millones. Antes de la austeridad, hubo una política de gastos no calibrada, alimentada por el duopolio franco-alemán. Luego llegó la crisis y tomaron la peor solución: aumento de impuestos y restricción del gasto público. Ahora hay que cambiar. Pero habrá muchas resistencias por parte de quien se ha aficionado a ese sistema.
Y Europa no perderá a Grecia…
Económicamente, todo es posible. Grecia pesa poco, apenas el 2% del PIB europeo. Pero a pesar de lo que han hecho los tecnócratas europeos con sus experimentos, todavía queda sentido común en las cancillerías. No creo que haya peligro. Ciertamente, se abre un periodo muy interesante que espero que lleve a la revisión de los tratados.
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