¿La religión es un factor constitutivo en la vida europea? Esta pregunta se dio paso a las reflexiones de tres profesores universitarios invitados al encuentro “¿Quién ha secularizado Europa?
La secularización sería una consecuencia no deseada del intento de hacer más cristiana la sociedad en la época de la Reforma. Así lo sostiene Brad Gregory, profesor de Historia en la Universidad de Notre Dame (USA). “El rechazo de la autoridad de la Iglesia y la búsqueda de un enfrentamiento directo con la Biblia ha creado profundos desacuerdos sobre la interpretación de su contenido”. Esta falta de acuerdo en la interpretación de la Biblia habría llevado, como explicó Gregory, a aparición de diversas iglesias protestantes.
En el siglo anterior a la Reforma, distintos gobernantes habrían llevado a sus territorios a estigmatizar el luteranismo, protestantismo o catolicismo. Esta insistencia en generar adeptos unido a las Guerras de Religión esclarece, según Gregory, el conflicto entre creyentes y no creyentes. El autor de “Lo imprevisto de la Reforma”, en su título en italiano, ha destacado también a EE.UU. y Holanda como los únicos países que permitían la multiplicidad de credos en aquella época. Si bien sería en los EE.UU. donde el consumismo, un fenómeno que Gregory asoció al secularismo, está más extendido.
El testigo lo recogió Adrian Pabst, docente de Política en la Universidad Kent de Canterbury que quiso apuntar que la secularización no es un proceso inevitable y quiso distinguir entre secularización como separación Iglesia y Estado y secularismo. La primera permitió la aparición de un espacio de libertad en el que emergió como protagonista la sociedad civil con sus hospitales, universidades y demás iniciativas. El secularismo, en cambio, intenta establecer una relación libre entre el mercado y el individuo separada de su significado religioso. Pabst lo describía como un ataque a la “sacralidad de la vida pública” en la que se “ha profanado lo sagrado y lo profano se ha convertido en lo sagrado”.
Mauro Magatti, profesor de Sicología en la Universidad Católica de Sacro Cuore puso sobre la mesa que el cristianismo se ha colocado en la historia con una serie de particularidades. El hecho de que la relación entre Dios y hombre se funda en la encarnación y el de que lo sagrado deja espacio a lo profano, serían un par de ejemplos.
“En un mundo secularizado nuestro deber es mostrar que ser libre quiere decir establecer un vínculo con Dios”, afirmó Magatti. En esta línea destacó a San Francisco como el primero hombre verdaderamente moderno porque fue delante de su padre “mendigando el derecho a una verdadera experiencia religiosa”.
Para concluir el encuentro, Andrea Simoncini, docente de Derecho Constitucional en la Universidad Studi de Florencia y coordinador del encuentro tomaba prestadas las palabras de Julián Carrón en su reciente documento sobre Europa: “todos estos problemas de la convivencia común en Europa representan una gran ocasión para descubrir o redescubrir las grandes convicciones que pueden asegurar la convivencia misma”.
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