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El atractivo de la investigación: de lo particular al todo

Kenia Flores
29/08/2014

“Es el método de quien ama la verdad. Desde la pista primera al significado último, hasta el punto que nos hace ir más allá de lo ya sabido sin perder el contacto con la realidad, como nos ha invitado a hacer el Papa Francisco”. Así comenzaba Marco Bersanelli, profesor de astrofísica en la Universidad de Milán, el encuentro sobre el método y el significado de la investigación científica que tenía lugar en la XXXV edición del Meeting de Rímini. Bersanelli presentaba después a los científicos invitados: Christopher Impey, subdirector del departamento de astronomía de la Universidad de Arizona y autor de cerca de 170 obras; Yves Coppens, paleontólogo francés y profesor honorario del Colegio de paleontólogos de Francia, que tiene un récord mundial por haber descubierto tres nuevos géneros y seis nuevas especies; y Laurent Lafforgue, profesor en el instituto de estudios científicos de Francia.

A las preguntas que lanzaba Bersanelli, respondía cada uno dentro de su ámbito de estudio. Impey opinaba, que “todos hemos nacido científicos, cada niño nace con una curiosidad innata. Sin embargo, es necesario el desarrollo de un lenguaje común que pueda conseguir que todos participen y se interesen por la ciencia”. Del mismo modo Coppens, al cual Bersanelli pedía que contase su experiencia como paleo-antropólogo, subrayaba que “cuando somos jóvenes todos tenemos el deseo de descubrir cosas nuevas, pero mi motivación ha ido cambiando a lo largo de los años. No obstante sigo sin apartarme del objeto de mi búsqueda, de cada fragmento de hueso, de cada trozo de cerámica y de toda la información que de ellos se puede obtener (…). Mi ciencia se centra en el origen del ser humano, que en último extremo es el origen de la vida y de la tierra”. Lafforgue por su parte, compartía la hipótesis de Bersanelli que hablaba de las matemáticas como un bien, en el sentido de que la investigación en matemáticas se mueve sustancialmente por la búsqueda del bien. Como Coppens, el matemático francés también consideraba necesario volver al objeto. En el caso de las matemáticas “hablamos de objetos inmateriales, dotados sin embargo de un carácter objetivo que se nos imponen, pero que no dependen de nosotros”. Lafforgue continuaba diciendo: “la comprensión de un problema llega de repente y consiste en reconocer una verdad independiente y aceptarla. Ninguna disciplina científica parece tan pobre como las matemáticas, sin embargo, tiene una riqueza infinita”.
Tras esto, Bersanelli invitaba a los científicos a relacionar su trabajo con la segunda parte del título del Meeting: “el destino no ha dejado solo al hombre”. Frente a los logros de la astrofísica contemporánea, Impey decía que "la naturaleza es compleja, no es lineal y ni determinista. Sin embargo, cada declaración científica cuestiona la idea de que vivimos en un mundo que no tiene sentido. Tenemos una oportunidad que es en cierto modo una obligación; pensar en nuestra posición en el mundo es una prerrogativa peculiar del ser humano”. Coppens, tras describir en pocas palabras el origen del universo hasta la aparición de los primeros homínidos, se declaraba de acuerdo con Impey: "Aquello que creemos poder comprender no será todo, pero tenemos que intentar explicarlo. Y siempre es un gusto”. Lafforgue, en cambio, ironizaba sobre su trabajo científico: "¡Trabajar en el programa de Langlands – el campo de investigación gracias al cual ganó el premio Fields - significa estar en la periferia de la periferia de los últimos suburbios!", y respondiendo a la provocación de Bersanelli, también decía que "cuanto más conocemos la realidad, más rica nos parece. El propio progreso científico desmiente el sueño que el hombre puede saberlo todo".
Por último, Lafforgue concluía su intervención diciendo que no hay dos matemáticos que puedan entenderse entre sí, debido a la excesiva especialización de los conocimientos. Así que "todas nuestras experiencias, la gente que conocemos, nuestra conciencia, son periféricas y no son suficientes para llenarnos." Sin embargo, "la periferia indica algo que falta, que es el anhelo de un centro que llevamos dentro. Queremos un centro y tener la esperanza de que el destino no sólo haya dejado al hombre. El hecho de que podamos investigar con nuestra creatividad toda la riqueza de la realidad es una señal de que es compatible con esta esperanza".
Por esta razón Bersanelli, recordando que "la periferia es un punto de encuentro con la riqueza inagotable de la realidad", citaba en la conclusión a Dostoievski: "El inmenso y el infinito es tan esencial para el hombre como el pequeño planeta en el que vive".

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