«¿Por qué hablar de identidad europea?». Con estas palabras comenzó Bernhard Scholz, presidente de la Compañía de las Obras, su intervención en la clausura del primer Rhein-Meeting (Meeting del Rin) celebrado en Colonia a mediados de marzo. Los organizadores de este Meeting partían de la constatación de que la idea europea ha quedado reducida, para gran parte de la sociedad y de la política alemana, a una unión monetaria, a estrategias económicas y financieras. Y eso no basta. De ahí la idea de profundizar en el tema de nuestra identidad como europeos, que retoma también este fin de semana el EncuentroMadrid.
Uno se define como alemán, irlandés, español, pero rara vez como europeo, ¿por qué? Joseph Zöhrer, profesor de Teología en Friburgo y discípulo de Joseph Ratzinger, expuso en este Meeting alemán la idea de Benedicto XVI sobre Europa. «Geográficamente, Europa es una idea abstracta e indefinible, que a lo largo de la historia que ha modificado varias veces». En cambio, tiene un contenido cultural, es el lugar donde la experiencia cristiana asume un rostro propio, introduciendo el principio fundamental de la dignidad de toda persona humana, la distinción entre política y religión, exaltando la razón y su relación positiva con la fe, que está en el origen de la búsqueda y de la ciencia.
«Una nación no necesita justificar el motivo de su existencia, pero la Unión Europea sí», afirmó Scholz. «Nació para garantizar la paz y la libertad en Europa. Pero eso ha ido cambiando con el paso del tiempo: el medio para alcanzar ese fin, la economía (entonces la unión del carbón y del acero), se ha convertido en el objetivo. Paz y libertad se dan hoy por descontado, y nos dedicamos a buscar una nueva legitimación para una unión económica». Sobre este punto, Scholz mostró su acuerdo con el periodista irlandés John Waters, que se expresó muy críticamente con respecto a la reducción de Europa a un aparato burocrático, retomando la imagen utilizada por Benedicto XVI en su discurso al Parlamento alemán del búnker en el que se había encerrado a la razón. «No podemos mitificar a Europa esperando de ella lo que nunca nos podrá dar».
«El futuro de Europa depende de las sociedades civiles europeas», afirmó Scholz. El verdadero peligro es el de una razón que se hace irracional, que exalta como absoluto algo que es particular y relativo: el bienestar, el beneficio, la salud o el Estado. «Si la economía se convierte en ídolo, es un desafío para la razón». Por eso el verdadero problema es y sigue siendo la persona, si el yo sigue siendo fiel a sí mismo. «Considerar como absoluto lo que es relativo conduce en último término a una des-responsabilización del individuo. Por eso el verdadero desafío consiste en que la razón vuelva a ser razonable. Yo, Bernhard Scholz, ¿cómo respondo a los desafíos de la vida, en esta circunstancia concreta, con mis capacidades, mis límites y mi historia?».
El Rhein-Meeting terminó con el anuncio de la próxima edición, que llevará el título “El riesgo de la educación”. Porque la alternativa entre identidad y estrategia no sólo afecta a Europa sino a cada hombre. ¿Puedo yo reconocer, vivir, hacer renacer mi propia identidad? ¿Puedo, y quiero, hacerme la pregunta sobre el origen, la esencia, la naturaleza, la verdad de mi persona? ¿O estoy obligado a pensar y actuar estratégicamente? ¿Quién o qué reduce mi persona y me priva de la libertad? Porque esta es la alternativa: libertad o esclavitud. ¿De qué dependo? ¿De ese misterio que consiste en el ser y en la razón, del que mi persona es imagen, o de una imagen que yo mismo construyo o – peor aún – dejo que otros me impongan hasta alienarme?
Necesitamos testigos, hombres que se hagan amigos y compañeros en nuestro camino hacia el destino, y que nos ayuden a responder a esta pregunta. No se puede descubrir la propia identidad si no es a partir de una relación, de una amistad. Porque la pregunta inicial y al mismo tiempo el objetivo de la educación es cómo puedo ser yo mismo. Es el camino que el Ser ha elegido, haciéndose presencia amiga del hombre en la aventura de la vida.
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