Hace unos meses me llamó mi sobrina para decirme que había un lote de conservas de atún que iba a ser destruido o devuelto al origen por decisión de la aduana del puerto de Bilbao sólo por problemas de forma: eran cosas de los papeles de una parte de los barcos de pesca de cierto país. Todo era válido sanitariamente y sin problemas de envasado ni de conservación: era comida completamente apta para consumo humano.
Se había acordado de su tío que era voluntario del Banco de Solidaridad y en los tiempos que corren le dolía que esa comida se perdiera. Había propuesto a sus jefes la posibilidad de una donación y le dijeron que lo intentara con su tío y a ver qué le decía. Nunca habían hecho nada parecido.
Cuando me dice el peso de la mercancía, ¡casi cinco toneladas!, le pongo en contacto con la persona responsable de BdS de Bilbao ya que no tengo ninguna atribución y le anuncio que dada la envergadura seguramente se trataría todo en Madrid por los responsable del BdS a nivel nacional. Así fue: la persona responsable de BdS Bilbao inició gestiones con Madrid. Pronto las gestiones fueron directamente entre BdS Madrid y mi sobrina como persona para relacionarse con el cliente, con aduanas, puerto y demás organismos. Ha peleado los aranceles, impuestos, permisos para donación, el transporte, toda clase de intercambios de documentaciones, de normas, de inspectores, del BdS... tarea de unas cuantas semanas que imagino que en más de un momento tanto mi sobrina como sus jefes habrán tenido la tentación de "olvidarse" del asunto poniendo cualquier excusa "lógica", pues no iban a percibir ningún beneficio material.
Hace unos días me llamó mi sobrina muy contenta para decirme que toda la comida estaba entregada ya en Madrid.
¿Qué atractivo puede tener este hecho para una empresa hoy en día, en este tiempo de crisis? Tiempos en los que a todos nos faltan recursos, personal, ganas, ilusión, sobrando problemas por todas partes y todavía queda un afán ya "sin medida alguna", sin "retribución alguna", para seguir semana tras semana con un objetivo "distinto" pues lo que estaban haciendo no les incrementaba su facturación pero sí sus gastos y gastaba sus energías. Sigo asombrado de que esto haya llegado a buen fin y por un camino que es la primera vez, según me dijo, que se ha recorrido en el puerto de Bilbao y en la empresa en la que ella trabaja. Esto también es caridad aunque no todo sea BdS. ¿Cuál es la retribución en esto? Nadie hace esto si no hay algún tipo de retribución. El "porque sí" no me vale. Una cadena tiene la consistencia de su eslabón más débil y por lo tanto todos son necesarios. Me gusta saber que pertenezco a esta cadena. Ahora cada eslabón, cada uno de nosotros, tendrá que buscar su auténtica respuesta.
Le he pedido a la persona responsable del BdS Bilbao que le regale a mi sobrina al menos un ejemplar de la revista Huellas. Espero que no se le olvide. Y aprovecho para pedir más voluntarios para el BdS de Bilbao. Os aseguro que es un bien para todos.
Carta firmada
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