Ginebra (AsiaNews) - Contra «la tragedia inútil y destructiva» que está destrozando a Siria y a Oriente Medio, el camino a seguir no es «la intensificación militar del conflicto armado, sino el diálogo y la reconciliación». Es el llamamiento que monseñor Silvano Tomasi, observador de la Santa Sede en la ONU en Ginebra, hizo durante el encuentro de la Comisión de Naciones Unidas para los derechos humanos sobre el tema “El deterioro de la situación de los derechos humanos en la República árabe siria y los últimos atentados de Al Qusayr".
La palabras de mons. Tomasi se contraponen totalmente a las exigencias de la oposición siria, que pide a Occidente ayudas militares contra el régimen de Assad. La urgencia de tales peticiones se debe al riesgo de que la ciudad de Al Qusayr, asediada desde hace tiempo, vuelva a manos del ejército regular.
Precisamente en los últimos días la Unión Europea anuló la directriz sobre el embargo de suministros militares a la oposición siria. Según algunos observadores, tal directriz nunca llegó a estar vigente: durante los casi dos años de guerra civil en Siria, varios países europeos han vendido armas a Arabia Saudí, Qatar y Abu Dhabi, aliados del Free Syrian Army, la principal fuerza opositora al gobierno sirio.
Para justificar la anulación oficial del embargo militar, las diplomacias europeas – sobre todo las de Francia y Gran Bretaña – han denunciado la presencia de miles de libaneses de Hezbolá en Siria, apoyando a Assad. Ni una palabra sobre los otros miles de combatientes yihadistas que desde todo Oriente Medio (y también desde Europa) van a combatir contra el ejército sirio.
Navi Pillai, Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, ha denunciado también a Siria por la presencia de “tropas extranjeras” en Qusayr. El mensaje final de la Comisión de la ONU es sin embargo parecido al de mons. Tomasi: «Si la situación actual persiste, o se deteriora aún más, las masacres interétnicas pasarán a ser una certeza en vez de un riesgo… El mensaje de todos nosotros debe ser el mismo: no apoyaremos este conflicto con armas, munición, política ni religión”.
En su intervención, el observador de la Santa Sede denunció que «decenas de miles de vidas han sido destruidas; 1,5 millones de personas se han visto forzadas a huir al extranjero como refugiados; más de cuatro millones han perdido sus casas; y los civiles se han convertido en el objetivo de los bandos en guerra, con un total desprecio hacia las leyes humanitarias».
Mons. Tomasi ha recordado las palabras del Papa Francisco en su mensaje pascual: «¡Cuánta sangre ha sido derramada! ¿Cuántos sufrimientos deberán ser padecidos antes que se logre encontrar una solución política a la crisis?». Por eso pide que «callen las armas» y que se busque a toda costa una solución política que comience con negociaciones pacíficas y lleve a un gobierno en el que participen todos los representantes civiles del país.
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