El domingo 12 de mayo se superaron todas las expectativas de éxito durante la jornada de recogida extraordinaria de firmas en las parroquias italianas para adherirse a la iniciativa europea de tutela para los embriones humanos «Uno de nosotros». El papa Francisco había animado también a participar: «Invito a mantener viva la atención de todos sobre un tema tan importante como el respeto por la vida humana desde el momento de su concepción». Según los organizadores, ha sido «un punto de inflexión, emerge una nueva sensibilidad».
Era un domingo esperado, planificado y ansiado. Pero todas las previsiones se vieron superadas. El saludo del Papa ya hizo que casi rozara la perfección. Un pueblo muy variopinto se puso en marcha, y no sólo metafóricamente. En persona o a través de las tecnologías de la información, los italianos pudieron unirse directamente a la propuesta de aquellos que piden a Europa que se tutele a los embriones, con la certeza de que la vida humana es un principio fundamental. Desde hace tiempo no sucedía nada de tales proporciones, ese domingo amaneció con un clima de fiesta que llegó a Roma a treinta mil manifestantes (el doble que el año anterior) y a miles de voluntarios que, con la colaboración indispensable de muchos párrocos, recogieron las adhesiones a la iniciativa «Uno de nosotros» en la puerta de las parroquias. Era sólo el comienzo.
Además, el Papa, al rezar el Regina Coeli dominical, al término de las canonizaciones celebradas en la plaza de San Pedro, recibió a los manifestantes y les invitó «mantener viva la atención de todos sobre un tema tan importante como el respeto por la vida humana desde el momento de su concepción», proponiendo «la recogida de firmas que hoy se realiza en muchas parroquias italianas, a fin de sostener la iniciativa europea “Uno de nosotros” para garantizar protección jurídica al embrión, tutelando a todo ser humano desde el primer instante de su existencia». No podía haber un promotor mejor.
«Cuando pienso que en la primera edición de esta Marcha por la Vida en Roma, hace dos años, éramos 700...», dice con una sonrisa Renzo Puccetti, uno de los organizadores de la iniciativa: «Para los que hablan de la vida humana como un tema que crea división, hemos demostrado que proponerlo como un valor genera interés y participación. Con “Uno de nosotros” hemos ofrecido una pluralidad de respuestas y una capacidad de movilización que anima a confrontarse y discutir sin prejuicios». «Ahora veremos los frutos del éxito de esta iniciativa – concluye una de las portavoces de la manifestación en Roma, Virginia Coda Nunziante –, estamos ante un punto de inflexión en la defensa de la vida en Italia: hemos visto salir a la luz a una cultura que desde hace tiempo no se mostraba de un modo tan hermoso y tan amplio. Ahora no dejemos que este entusiasmo se apague».
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