Somos consagrados de la Familia religiosa del Verbo Encarnado. Nuestro Instituto está presente de forma permanente en Gaza desde hace casi cuatro años, pero nuestra misión comenzó hace casi ocho. Nuestros sacerdotes asisten en la única parroquia católica de la Franja. Uno de los padres es director de las dos escuelas del Patriarcado Latino de Jerusalén aquí, en Gaza. Las hermanas colaboran con los sacerdotes en el apostolado de los niños, jóvenes y familias cristianas. Se ocupan de la sacristía de la parroquia y asisten a la Liturgia de la Iglesia de la Sagrada Familia. Aquí está presente una pequeña comunidad católica, formada por casi 200 almas que tratan de vivir de un modo sencillo y ferviente su fe cristiana.
Escribimos estas líneas para nuestros amigos y conocidos que nos han pedido noticias frescas.
Desde hace una semana Gaza vive en tensión. La situación empeoró el miércoles 14 de noviembre. Los ataques y las respuestas son casi continuas. Todas las actividades de la ciudad se han interrumpido. El Ministerio de Educación de la Franja decidió cerrar las escuelas de Gaza durante 72 horas. Las empresas también cerraron. La gente tiene miedo…
De momento, tenemos luz, pero la gente las apaga al atardecer debido a los ataques. Es como si así, paradójicamente, se sintieran más seguros.
Los cristianos que otras veces nos preguntan si tenemos miedo de seguir aquí y nos invitan a irnos, esta vez nos han pedido que, si la situación continúa así, les acojamos en la iglesia. Uno de ellos nos dijo a los sacerdotes y a las religiosas: «Por favor, no os vayáis, no os podéis ir. Si os vais, ¿quién estará con nosotros?».
Muchos cristianos nos llaman para saber cómo estamos, si necesitamos algo, y nos dan su disponibilidad. Igual que muchos amigos, conocidos y miembros del cuerpo diplomático. Damos las gracias a todos por su cercanía y les pedimos sus oraciones.
Si bien la parroquia se encuentra en una zona difícil, por gracia de Dios estamos muy bien. Nuestras casas – tanto la de los sacerdotes como la nuestra – están en el mismo edificio de la parroquia y de la escuela, y por tanto entre los lugares más seguros. Esto se debe a que es un lugar conocido de todos: todos saben que aquí la violencia – venga de donde venga – no tiene lugar, se nos educa en la paz y se trabaja para alcanzarla.
Estamos a la espera de lo que pueda suceder en las próximas horas. Nuestro deseo es seguir al lado de esta gente, de los civiles que sufren sin culpa alguna las circunstancias de esta situación. Y particularmente los cristianos. Nuestra misión, ahora, consiste sobre todo en acompañarles, en darles una palabra de conforto y esperanza, en ayudarles a pedir a Dios, en enseñarles el perdón y el valor del sufrimiento, vividos cristianamente.
Que Nuestro Señor Jesucristo, Príncipe de la paz, acoja las oraciones que se elevan desde Gaza y por Gaza. Que conceda a todos el amor a la justicia, la paz y la reconciliación. Que consuele a todos los que sufren, que sane las heridas… Que ponga fin a todo clamor de guerra. En definitiva, que conceda una paz justa entre israelíes y palestinos.
Lo que es y parece imposible a los hombres no lo es para Dios. Que Él toque los corazones de todos, para que un día – esperamos que no muy lejano – todos los habitantes de esta bendita Tierra Santa puedan vivir como hermanos. Es decir, como Dios manda.
Madre María de Nazaret, SSVM
15 de noviembre de 2012
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