«¿Puedo hacerte una pregunta?». Giovanni se detiene en la puerta. Va a empezar su turno de trabajo. «He oído que venís aquí a trabajar gratis, ¿es verdad?». El que hace la pregunta es uno de los muchos trabajadores que en los días previos al Meeting están en el Recinto Ferial de Rimini para montar los stand de los patrocinadores, empleados que realizan aquí su trabajo habitual.
«Sí, es verdad», responde Giovanni.
«Explícamelo».
La historia es esta: él es universitario, dentro de poco llegará a su último curso de Letras, y junto a otros estudiantes ha venido aquí como voluntario para construir el Meeting. «Pero, ¿por qué? ¿No tenéis otra cosa que hacer en el mes de agosto?», insiste su interlocutor. «¿Qué es lo que hacéis aquí?». «Un poco de todo, lo que haga falta». «Entonces lo hacéis para aprender un oficio». Giovanni sonríe mientras piensa en lo que lleva haciendo toda esa jornada: planchar manteles. «En realidad, también hacemos cosas muy pequeñas… Yo no he venido aquí para aprender a hacerlas, sino para ayudar a construir un lugar tan bonito como este». El empleado se queda callado. Por primera vez, cede: «Tenéis un gran corazón. Gracias». Y se va.
Giovanni vuelve a su trabajo y les cuenta a sus amigos lo que le acaba de suceder. «Lo mismo de siempre», «la gente piensa que somos buenos…», «todos se quedan con la primera impresión», comentan tras el relato. Pero Giovanni sigue pensando en lo que le ha sucedido. Para él no ha sido así. Recuerda cuántas veces, en estos años en el movimiento, se ha perdido en miles de discursos y razonamientos en busca de confirmaciones, pruebas y contrapruebas, él que se define como «un artista de las complicaciones». «Pero hoy, gracias a ese hombre, he entendido que estoy aquí por una sencillez. Ese hombre ha visto una humanidad, algo real, que está, y que me puede volverme a suceder siempre, simplemente si sigo perteneciendo».
Junto a los demás voluntarios, como cada día, se dirige al Hall Sur para el rezo del Angelus. Todos sucios de barniz, adultos y jóvenes, desconocidos entre sí. «He mirado a mi alrededor mientras decía: Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros. Y me he dado cuenta, como nunca antes, de que es verdad».
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