Publicamos la carta que el presidente del Banco de Solidaridad ha enviado a los periódicos españoles tras los acontecimientos sucedidos en los últimos días en España tras la “expropiación forzosa” de alimentos promovida por el alcalde de Marinaleda en un supermercado
Querido director,
Ante las noticias que se han publicado estos días sobre el alcalde de Marinaleda y su "expropiacion forzosa" de alimentos en un supermercado para dárselo a familias necesitadas, querría hacer algunos comentarios.
Estos hechos muestran que los hombres tenemos en el corazón una exigencia infinita de justicia y frente a la necesidad ajena siempre nos vemos provocados. El señor Gordillo tiene también esa exigencia y se ha movido para satisfacerla. Sin embargo, su gesto cargado de ideología no está a la altura de lo que exige nuestro corazón. Frente a la violencia empleada en el asalto al supermercado y las reivindicaciones sobre la distribución de la riqueza y los sistemas justos existe otra forma de actuar: la caridad (entiéndase "el amor") que nace de la propuesta cristiana lleva siglos construyendo y respondiendo a la necesidad de justicia de forma discreta y sin reivindicaciones abstractas.
Como dice Benedicto XVI en Caritas in Veritate:
«La caridad supera la justicia y la completa siguiendo la lógica de la entrega y el perdón. La “ciudad del hombre” no se promueve sólo con relaciones de derechos y deberes, sino con relaciones de gratuidad, de misericordia y de comunión. La caridad manifiesta siempre el amor de Dios también en las relaciones humanas, otorgando valor teologal y salvífico a todo compromiso por la justicia en el mundo».
Personalmente, he comprobado que desde 2008 el número de personas que se ve en situación de extrema necesidad crece exponencialmente. El paro repentino, la ausencia de ahorro y el endeudamiento asumido lleva a familias enteras a pasar hambre "en el bloque de al lado". Un grupo de amigos miramos de frente esta situación y comenzamos a acompañar en la necesidad a nuestros vecinos, ayudando con alimentos pagados desde nuestro propio bolsillo.
Desde entonces el número de familias que acuden a nosotros crece y hoy es tan numeroso que el puñado de amigos se ha convertido en más de cien voluntarios y el acompañamiento a unas pocas familias ahora es una asociación: el Banco de Solidaridad (BdS. Como tantas otras iniciativas, BdS trabaja en silencio, nos movemos llamando a otros amigos, solicitando colaboración en las empresas donde trabajamos, a nuestros familiares, haciendo colectas a las puertas de supermercados, etc.
Llevamos cuatro años visitando a familias, ayudándoles a buscar empleo, escuchándoles y aprendiendo a mirarles a ellos y a nosotros mismos como la necesidad infinita de ser amados que cada uno de nosotros tenemos. Esto sólo es posible porque alguien nos ha tratado a nosotros así.
La solución no consiste en hacer soflamas sobre justicias abstractas que se saltan al hombre, si no en hacer una propuesta a los que tienes más cerca que esté a la altura de su deseo. Nosotros nos hemos movido proponiendo trabajar juntos a muchas personas, empresas e instituciones y la sociedad responde. Y de tal forma responde que en estos cuatro años nunca ha faltado comida en el almacén el día del reparto.
Nuestra sociedad, nuestra historia y nuestras ciudades necesitan ser reconstruidas y ningún sistema autoproclamado más justo puede sustituir nuestro deseo de construir juntos la "ciudad del hombre" porque las fuerzas que cambian la historia son las mismas que cambian el corazón del hombre.
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