El viernes 22 de junio el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio Mª Rouco Varela, inauguró la Casa de la Almudena amparada por la Fundación Internacional de Educación (FIE). En el acto participaron también la delegada del Área de Gobierno de Familia y Servicios Sociales del Ayuntamiento de Madrid, Mª Dolores Navarro Ruiz; la directora general de Familia de la Comunidad de Madrid, Blanca de la Cierva; y el gerente del Instituto Madrileño del Menor y la Familia, Antonio García-Monsalve.
En España existen cerca de 35.000 menores tutelados por la Administración por encontrarse en situación de riesgo o desamparo. El 70 u 80 por ciento de los niños que son separados de su familia biológica van a parar a una alternativa no familiar, es decir, a un acogimiento residencial o institucional. La Comunidad de Madrid tutela a 4.500 menores, de los cuales 1.650 viven en residencias de menores.
El acto se abrió con un vídeo que hizo palpable para todos los asistentes los rostros, la experiencia y la envergadura humana y social del proyecto. Sobresalían imágenes luminosas, espacios amplios y rostros contentos, buena prenda del trabajo que tienen por delante.
Javier Castaño, presidente de la FIE, titular de la Casa de la Almudena, agradeció las múltiples y variadas colaboraciones que han hecho posible la realidad de esta casa.
Teresa Díaz, en nombre de las tres familias que sostienen el proyecto, recorrió las etapas de un camino de amistad que, en el marco de la experiencia de la Asociación Familias para la Acogida, les ha llevado a implicarse en esta obra. En particular, dio las gracias a los hijos biológicos de las tres familias, porque «ellos son los que de verdad comparten su cuarto, sus bienes, y hasta sus padres, con los hijos en acogimiento».
Mª Dolores Navarro señaló en su intervención que la Casa de la Almudena es un proyecto pionero en España, que contará con tres viviendas donde familias con hijos biológicos convivirán con menores tutelados por la Administración en la modalidad de acogimiento familiar.
Monseñor Rouco Varela reconoció que «lo que vemos hoy no hubiera sido posible sin una verdadera fe en la Providencia» y que «lo que construye realmente es el amor a la verdad. Cuanto más amor se pone en la vida, tanto más se comprueba que no hay fuerza más eficaz para construir». El cardenal de Madrid elogió la labor del nuevo centro para menores tutelados: «El que vosotros tratéis de ayudar a otras familias de esa forma tan acogedora, tan abierta y sacrificada, significa convertir la experiencia de lo biológico en una experiencia de Gracia y de amor de Cristo, y de la construcción de la Iglesia como familia y de la humanidad como familia humana».
Después, el coro del Colegio Newman cantó algunas canciones, entre ellas, el salmo “Non nobis Domine” que materializó muy bien el motor de todo el proyecto: el agradecimiento por haber sido y ser cotidianamente acogidos por la presencia viva de Cristo en una experiencia de comunión cristiana nacida del carisma de Comunión y Liberación.
El cardenal aseguró que España está sufriendo una crisis durísima, y que iluminaría mucho si todos tratásemos de configurar la sociedad como una gran familia. El acto finalizó con la colocación en un lugar simbólico de una piedra bendecida por Benedicto XVI durante la Jornada Mundial de la Juventud.
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