No hay paz en Nigeria. Los fundamentalistas de Boko Haram han vuelto a golpear a los cristianos. Su objetivo, reconquistar el poder y ahuyentar a los infieles de las tierras del norte. Religión y política. Es imposible distinguirles en el mundo musulmán. Sin embargo, para entender lo que está ocurriendo no basta con conocer las estrategias políticas contingentes. Las razones de este enfrentamiento son también culturales y están muy arraigadas en el pasado. Massimo Introvigne, representante de la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa) contra el racismo, la xenofobia y la discriminación contra cristianos y fieles de otras religiones, afirma que «hay veces en las que, para enterarse de las cosas, hay que ir un poco atrás en el tiempo. También en esta ocasión».
¿Cuánto atrás?
Me gusta afirmar que casi todos los problemas del Islam nacen de las derrotas militares de finales del siglo XVII y de Viena, ya que hasta entonces el Islam, por tierra (por mar ya no), siempre había avanzado y siempre había ganado. Esto parecía confirmar todas las predicciones de Mahoma, según las cuales el Islam siempre ganaría. Después de la derrota de Viena, el Islam empezó a perder de manera inesperada. Y desde entonces perdería siempre, hasta ver la mayoría de sus territorios ocupados por las potencias coloniales. Esta es la verdadera tragedia del Islam.
¿Puede explicarlo un poco más?
Hay gente en el mundo musulmán que empieza a dudar de la veracidad de los vaticinios. Otros se preguntan dónde se equivocaron. Sustancialmente, hay dos respuestas. La primera, que de hecho siguió triunfando hasta después de la Segunda Guerra Mundial, es la respuesta modernizadora o modernista. Para llenar el hueco que hay entre ellos y Occidente, necesitan importar elementos de modernidad. Además, los elementos que quiere importar el sultán serán quizás diferentes de los de Atatürk en Turquía o Suharto en Indonesia.
¿Y la segunda respuesta?
Ya en el siglo XVIII los tradicionalistas (el término fundamentalismo fue acuñado en el siglo XX) empezaron a abrirse paso y esta respuesta se plantea en las afueras del imperio. A la hora de responder a la cuestión de por qué el Islam empezó a perder, la respuesta es la inversa: se imitó demasiado a Occidente. Sin embargo, este planteamiento fue minoritario durante mucho tiempo y se desarrolló casi exclusivamente en las regiones periféricas.
¿En qué regiones?
En la India de hoy y en Pakistán, con la premisa de lo que luego llegará a ser la Escuela Deobandi. En los desiertos árabes, con el wahabismo, cuya predicación desarrollará el Islam wahabita que hoy en día suele difundirse con el dinero del petróleo saudí. Y en Nigeria. De hecho, la tercera gran reacción de este tipo ocurrió bajo el califato de Sokoto, entre el siglo XVIII y el siglo XIX. A ese reino, hoy en día, le llamaríamos “talibán” y allí encontró su sitio el predicador religioso Usman dan Fodio.
¿Por qué, en un momento dado, estas corrientes dejan de ser marginales?
Las clases dominantes, que tomaron el poder después de la Segunda Guerra Mundial con la descolonización, se inspiraban todas en el movimiento modernizador, aunque dieron una deplorable imagen de sí mismos, en lo que a política internacional, corrupción, política económica y capacidad de gestionar el Estado se refiere. En ese momento, los tradicionalistas fueron hábiles al decir: hemos imitado demasiado a Occidente. Sin embargo, sus padres en el desierto no sabían leer ni escribir, no tenían la pintura flamenca o la literatura francesa, pero las batallas, lejos de perderlas, las ganaban.
Pero, ¿qué es lo que está pasando hoy en Nigeria?
Hay que decir que el Islam modernizador que gestionó el poder hasta hace unos años fue derrotado y hoy son los cristianos, encabezados por el presidente Goodluck Jonathan, los que controlan el país. Debido a ello, ha ido creciendo la frustración entre los musulmanes y han brotado las posiciones fundamentalistas. En este entorno nació el grupo Boko Haram, cuyo nombre traducido significa “todas las formas de educación que no sean musulmanas son haram”, que es el término árabe opuesto a halal. La carne halal es esa carne que se puede comer, la carne haram, al contrario, es la corrupta, la podrida, la prohibida, la que no se puede comer. La idea entonces es que “todo lo que no viene del Islam es carne vetada”.
Esta actitud es común también entre los talibanes, ¿verdad?
Sí, aunque hay que enmarcarlo en el contexto específico nigeriano. Nigeria está partida en dos: un lado mayoritariamente cristiano y otro mayoritariamente musulmán. El problema se encuentra en que el petróleo yace en el territorio cristiano. De ahí surge una hipótesis separatista que llevaría a los musulmanes a vivir en un Estado extremadamente pobre, ya que todas las recaudaciones acabarían en los bolsillos de los cristianos.
Pero, ¿por qué ha habido una escalada tan grande en estos últimos meses?
Los musulmanes no aceptan que el Estado sea gobernado por cristianos y por intereses petrolíferos. Seguidamente llegaron las primaveras árabes, que dieron el último golpe y acabaron con las clases dominantes del mundo islámico modernizador. Bel Ali, Mubarak y Gadafi desaparecieron del mapa. Y hay que decir que Gadafi tenía mucha influencia en el Sur de Libia.
¿Qué consecuencias podría tener la crisis nigeriana para los países cercanos?
El peligro más grande sería que Boko Haram, y sobre todo los predicadores que hay detrás de él, expandieran su influencia a los países cercanos, ya que los contrapesos del Islam chapucero de Gadafi ya no están. El rais de Trípoli que hacía campaña en todo el continente africano era muy sonado, pero de hecho el Islam que predicaba era, a nivel práctico, más moderado que el discurso de Boko Haram.
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