Susana es de Bolivia. Es viuda con tres hijos a su cargo entre 16 y 21 años. Está en España desde 2001, y tiene sus papeles en regla. Hizo con nosotros un curso de Auxiliar de Geriatría, y luego le encontramos trabajo en una residencia, donde ha estado muy a gusto. Pero hace un año se recrudeció un problema de rodilla que llevaba un tiempo sufriendo, tuvo que pedir la baja y se dio cuenta de que no podía seguir con ese trabajo que tanto le gusta, pues hay que levantar y mover a los ancianos, y para eso hay que estar fuerte y gozar de buena salud.
Entonces se agudizaron los problemas en su casa. Sus dos hijos mayores no encuentran trabajo, y ella tampoco. Vino a finales de octubre de 2011 al Centro de Solidaridad para que le buscáramos otro trabajo, pero en realidad lo que quería era desahogarse de todo lo que llevaba encima. En medio de la entrevista se echó a llorar, y me contó una historia terrible de violaciones repetidas por su padre desde los ocho años, que no consigue olvidar y que vuelven con fuerza a su mente en momentos de estrés. “Lo que más me preocupa es que todo esto lo saben mis hijos, y veo que les está afectando. Ellos me quieren muchísimo, y me cuidan, pero yo ya no puedo más. Necesito que alguien me enseñe a vivir con lo que he vivido”.
Llamamos entonces a una doctora especializada en familia, y nos orientó para pedir hora para Susana en el COF de Daoiz, dependiente del obispado. Lleva ya cuatro meses yendo, y le ha supuesto un gran alivio y ayuda. Entre tanto supimos de una suplencia como limpiadora en un colegio para cuatro meses y está trabajando muy contenta, aunque con la preocupación de ser un trabajo temporal y rezando para que se lo renueven.
Nos ha escrito esta carta dando las gracias al Centro:
«Mi nombre es S.M., tengo 46 años y soy madre de tres hijos. Quiero aprovechar la oportunidad de agradecer a Dios en primer lugar, y a todas las personas que hacen posible el funcionamiento del Centro de Solidaridad. Una de cosas que me llamó la atención y me gustó mucho es la dedicación y el esmero de ayudar a los demás. Llegué al Centro en 2009 a recibir un curso de geriatría con el Profesor Salvador Santabárbara, de Medicina y Persona. Ahí conocí a Pilar y a María Rosa. Desde ese momento el Apoyo ha sido incondicional, desde capacitarme con los cursos, y apoyo psicológico. Me siento muy querida y escuchada. Aun siento nostalgia cuando un día de tantos llegue a buscar a María Rosa y sin más me eché a llorar y sus palabras fueron: tienes aquí una amiga. Me siento feliz al saber que cuento con Dios y con personas de buena voluntad que dedican su tiempo a los demás sin esperar nada a cambio, y hoy por hoy tengo trabajo gracias a su labor. QUE DIOS LES BENDIGA».
Durante el año 2011 el Centro de Solidaridad ha acompañado a 467 personas en su búsqueda de empleo y ha cubierto 71 ofertas de trabajo. Además, ha colocado a 249 personas de su bolsa de trabajo, que en la actualidad cuenta con 754 personas. Son 29 las parroquias de Madrid que derivan aquí las solicitudes que les llegan a través de Cáritas.
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