¿Qué puede contarnos? En especial, ¿qué testimonio puede darnos sobre las cosas que no podemos leer en los periódicos?
Lo que puedo decir es que estamos viviendo momentos muy difíciles. Yo los comparo con una tempestad. Nos esperan dos pruebas. Usted sabe lo que ha sucedido con nosotros, los cristianos en Bagdad, comenzando por el asalto a la catedral. Estamos consternados. Por desgracia, los ataques continúan, no paran. No tenemos tregua. Tras la masacre en la Catedral hemos perdido a dos hermanos de la misma familia, asesinados mientras estaban trabajando. Por desgracia, continúa así. Las familias han vuelto a emigrar en busca de refugio en el norte. Quien puede huye al extranjero.
En resumen, es una condición muy pesada. A pesar de las dificultades nosotros intentamos ofrecer un poco de esperanza, diciendo que Dios está cerca de nosotros y nos protegerá, que nosotros siempre tendremos la fuerza para dar testimonio de nuestra fe. Por esto me dirijo a vosotros y a todos aquellos que nos lean, para que sigáis rezando por nosotros. Porque solos no podemos resistir. Necesitamos vuestro apoyo, vuestra oración, ciertamente, pero también es necesario que se haga algo, porque estamos como en una trampa. Ya no podemos fiarnos de nadie, ni encontrar apoyo ni contar con la ayuda de nadie, aquí todo es muy difícil. No tenemos ninguna protección. Aquí en Karakosh tenemos la suerte de estar protegidos por nuestros jóvenes, pero tememos por ellos, tememos que sean agredidos, que les suceda algo.
Nuestro testimonio es permanecer aquí, estamos en este país y no lo queremos abandonar, y en este tiempo buscamos ofrecer un poco de esperanza. Sé que es difícil hablar de esperanza en un momento como éste. Como ya he dicho, estamos en medio de una tempestad.
¿Cómo es la vida en su convento?
Somos cinco, es un convento pequeño. Nos hemos mudado, antes teníamos un gran convento con una gran iglesia en Mosul, pero debido a las continuas amenazas nos hemos visto obligados a irnos de allí y venir aquí, a Karakosh, a esta pequeña morada. Junto a los hermanos buscamos ir por todas partes para proclamar la Palabra de Dios, para dar testimonio de nuestra fe viva.
¿Qué tipo de amenazas recibían?
Encontrábamos cartas en la puerta de nuestra casa, decían que querían dinero y que seríamos secuestrados y degollados. Otros cristianos recibían sms con amenazas, siempre con peticiones de dinero. El problema es que nunca sabemos quién está detrás de estos chantajes. No hay firma, son cartas escritas a máquina y no se sabe quién las envía. No sabemos quién está detrás de todo esto.
Hay personas que se aprovechan de la situación para robar dinero a los pobres. A veces nos preguntamos si se trata de amenazas reales o simplemente es alguien que quiere aprovecharse de la situación. Dado que no existe el Estado, que no existe la ley, que no hay un gobierno fuerte, hay gente que se aprovecha.
¿Cuál es el camino que se debe tomar para llegar a una solución?
Creo que se llegará a una solución cuando se dé algún entendimiento entre las partes. Las violencias se deben también a la ausencia del Estado. Todavía vivimos bajo un régimen que no se ocupa del pueblo. Será necesario que la gente busque un acuerdo. Los ataques no son contra nosotros, también nuestros hermanos musulmanes son agredidos. No somos los únicos que sufren la violencia, pero la que se ejerce contra los cristianos, se nota más y es más frecuente porque somos una minoría y pertenecemos a una religión diferente, y hay extremistas que quieren vaciar el país de todos aquellos que no son musulmanes, pero en mi opinión todos están en peligro.
Por eso, creo que la mejor solución es que el Estado, es decir, los políticos, abran un diálogo para lograr una condición en la que reine la ley y cada uno tenga su responsabilidad, su papel, su lugar en la sociedad. No puede haber una solución distinta para los cristianos con una separación respecto a los otros, pertenecemos al mismo país y queremos vivir aquí en fraternidad, pero a condición de que nuestros derechos sean salvaguardados. Recientemente han sido presentadas no pocas propuestas: el presidente ha propuesto un departamento para los cristianos, otro ha propuesto zonas independientes para ellos. Nuestro mensaje, en cuanto cristianos, no es sólo para nosotros mismos, se dirige a todos. Lo que nosotros querríamos verdaderamente es que el Estado se hiciera cargo de la situación. Y que los políticos, en vez de perseguir cada uno su propio interés, se ocupasen del interés general del país, del bien de todo el pueblo, de todos.
La verdad es que existe una gran confusión. Si se llama por teléfono a la policía, se niegan a intervenir porque ellos también tienen miedo. Ha ocurrido recientemente con una familia en Mosul. Comprendo que los policías tengan miedo, pero entonces ¿quién nos debe proteger, si ellos no pueden hacerlo?
¿Cuáles son las reacciones y actitudes de los iraquíes musulmanes? ¿Se dan cuenta de la persecución de los cristianos? ¿Cómo se comportan ante lo que acontece?
Se dan dos tipos de reacciones. Hay personas muy solidarias con nosotros. Esta actitud se manifiesta especialmente en Bagdad. Hay muchos jóvenes musulmanes y mujeres musulmanas que vienen a rezar por los mártires caídos en la iglesia. Otros son indiferentes, no ven, no les importa, y yo tengo un poco de miedo de estas personas. Porque no se puede permanecer indiferente frente a crímenes como éstos. Por ejemplo, en un pueblo donde hubo una masacre de cristianos, he preguntado a la comunidad cristiana cuál había sido la reacción de los musulmanes ante este crimen y me han respondido que los musulmanes no han tenido ni siquiera una palabra de compasión y que incluso ha habido casos en que les han tomado el pelo. Personas que reaccionan de esta manera están enfermas, en sus pensamientos y en la estructura misma de su humanidad.
Y esto es un problema porque todos han visto lo que ha sucedido. Asesinar niños en una iglesia es un delito gravísimo, un crimen contra la humanidad, contra los derechos humanos. ¿Cómo se puede asesinar a un bebé dormido en brazos de la madre? ¿Qué ha hecho para que se le asesine? Si la gente no se mueve ante hechos de este género, el problema es enorme, y también la inquietud.
Termino diciendo que nosotros los cristianos somos gente que vive en la paz, nuestra verdadera arma es el amor. Me ha conmovido un estudiante que resultó herido en un ataque a nuestro autobús escolar el pasado 1 de mayo, que decía, con el rostro ensangrentado: “nuestra religión es una religión de paz y amor”.
Pertenecemos todos al mismo país, musulmanes, cristianos, yazidíes... por tanto tenemos que defender nuestros derechos como iraquíes y respetar la especificidad de cada uno porque constituye una riqueza para todos.
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