Con una cena benéfica en la que participaron 250 personas arrancó el pasado sábado 11 de diciembre la campaña Manos a la Obra 2010 de CESAL, que este año lleva por lema “Las fuerzas que cambian la historia son las mismas fuerzas que cambian el corazón del hombre”.
La Universidad indígena de Nopoki en la selva amazónica de Perú y el trabajo que CESAL realiza en Haití, especialmente intenso durante el último año, debido a las trágicas consecuencias del terremoto del pasado mes de enero, han sido los protagonistas de este arranque de campaña. Marco Arias, profesor universitario de Nopoki y de ascendencia indígena, mostró su orgullo por formar parte de este proyecto “imposible”, como es una universidad para indígenas en medio de la selva. “En 2007 la obra empezó con 40 indígenas, actualmente son 252. Todos ellos deben viajar muchas horas por los ríos para llegar a Atalaya, donde se encuentra la universidad. Algunos viajan hasta cuatro días, otros caminan en medio de la selva”.
Estas dificultades para la asistencia a clase se han aprovechado para bien, para que el proyecto no dejara de crecer en estos últimos tres años: se ha construido un albergue-residencia para los alumnos y se han puesto en marcha talleres productivos para facilitar la subsistencia de los alumnos. Se ha optado por “la crianza de animales menores, pues ellos no tienen la costumbre de criar, sólo cazan, y ya queda poco en la selva; además de cultivos, carpintería (ellos mismos han construido el albergue), cocina, para que mejoren nutritivamente su alimentación…”.
Durante el último año, un grupo de profesores universitarios españoles han pasado por Nopoki gracias a un proyecto de colaboración entre CESAL y la Asociación Universitas, cuya presidenta, Guadalupe Arbona, contó su experiencia durante la cena benéfica del sábado. Una experiencia que describe el modo en que una profesora española de literatura vuelve a descubrir El Quijote gracias a la sorpresa que su relato provocó en los alumnos indígenas. “Para que entendieran algunas palabras yo tenía incluso que dibujar en la pizarra y hacer mímica, algo que no suelo hace en mis clases. Y lo que más me sorprendió fue cómo se reían. Eso me hizo darme cuenta de su sencillez en el conocimiento, algo que no encuentro en mis alumnos de la Complutense. Son sencillos y por eso conocen lo que es el Quijote: ridículo y gracia”.
Arbona terminó su intervención leyendo una cita de don Giussani en la que testimoniaba la impresión que le causó, en un viaje al Amazonas, un misionero que arriesgaba su vida para hacer un viaje que le permitiera visitar a un solo indígena, a uno sólo: “¿Qué es el cristianismo? Pasión por el hombre, no por la humanidad; por el hombre”.
María Leitao, directora de CESAL en Haití, fue la última en tomar la palabra. Su intervención fue una cadena de hechos que mostraban con ejemplos cómo el trabajo de CESAL consiste en este amor por el hombre concreto, no por una idea de humanidad en abstracto. “Cuando llegué a Haití, a finales de abril, me impresionó su indigencia humana, su falta de trato humano en muchos sentidos. Por primera vez (María tiene una dilatada experiencia de cooperación en África y Asia) me encontré con madres que no querían amamantar a sus hijos para no perder alimento ellas mismas”. Tras aquel impacto tan negativo, el trabajo de estos meses sobre el terreno con los cooperantes de CESAL y con los propios haitianos la llevan a afirmar: “muchos de aquellos haitianos, que yo vi como indignos al principio, hoy están dispuestos a dar su vida por el trabajo que ven que hacemos allí”.
Trabajo que no sólo convence al pueblo haitiano, sino también a los que viajan hasta allí con la intención de ayudar. Es el caso del prestigioso cocinero español José Andrés, que ha puesto en marcha una fundación para instalar cocinas solares en países en desarrollo, empezando por Haití. Cuando visitó el país después del terremoto, conoció a los trabajadores de CESAL y quedó impresionado por su método de trabajo, tanto que les pidió su colaboración para implementar cocinas solares en proyectos de CESAL en Haití. Aunque actualmente reside en Washington, no quiso perderse el inicio de la Campaña Manos a la Obra 2010 y envió un mensaje grabado en video para saludar a los participantes en la cena benéfica. José Andrés agradeció públicamente a CESAL su trabajo en Haití.
El diputado español Eugenio Nasarre también quiso testimoniar los frutos de su visita a los proyectos de Huachipa, una zona urbano-marginal de Perú en la que CESAL lleva diez años trabajando. Nasarre destacó la originalidad de su método de cooperación, caracterizado por el “acompañamiento personal y un trabajo muy bien hecho”. “En un lugar con tanta necesidad CESAL se pone delante contribuyendo a su desarrollo con educación, nutrición, salud…”. También destacó su visita a la Universidad Sedes Sapientiae de Lima, una universidad con la que CESAL mantiene vínculos desde su inicio de trabajo en Perú. “He visto una universidad joven que con pocos fondos responde a las necesidades de los jóvenes de Lima, ofreciendo lo que es más importante, la educación”. Por último considero que, “además de la cooperación para el desarrollo, es fundamental luchar contra una mentalidad que vaya en contra de la vida, contra ciertos principios de nuestra humanidad. Por esto, personas concretas como existen en CESAL y en la Universidad son fundamentales”.
La campaña Manos a la Obra celebra este año su 18º aniversario y durante las próximas dos semanas movilizará a más de mil voluntarios en 40 ciudades españolas.
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