Proceso judicial al crucifijo, por segunda vez. Será el 30 de junio en Estrasburgo, en el Tribunal Europeo de los derechos humanos. Los eurojueces, como les llama Andrea Simoncini, profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Florencia, “podrían revocar la decisión del pasado 3 de noviembre contra la presencia de crucifijos en espacios públicos en Italia”.
¿Cómo se ha llegado a esta segunda cita?
El Gobierno italiano presentó un recurso que el tribunal ha admitido a trámite y el proceso se ha reabierto.
¿Era obvio que esto iba a suceder?
Para nada. Muchas sentencias de la Corte de Estrasburgo son definitivas. En este caso se decidió volver a estudiar el problema en segunda instancia, esta vez en la llamada Cámara Grande.
¿Qué cambia en la composición de la cámara?
En primera instancia, fueron siete jueces los que rechazaron la presencia del crucifijo y sentenciaron que no podía estar en las escuelas porque violaba los derechos humanos, en ese caso el de una señora italiana de origen finlandés que consideraba la presencia del crucifijo en clase como un atentado a la educación de sus hijos. Ahora serán 17 los jueves que volverán a examinar el caso. Jueces, insisto, del Tribunal de derechos humanos, que no tiene nada que ver con la UE pero que es un órgano del Consejo de Europa, al que pertenecen 47 países.
¿Qué va a suceder el día 30?
Se celebrará la audiencia y varias voces expresarán sus puntos de vista. La ampliación del panel de jueces puede ser un indicador de la voluntad de afrontar la cuestión sin prejuicios, sin ceder automáticamente a las razones de una laicidad incisiva, de un laicismo para nada neutral.
¿Quién defenderá el crucifijo?
Conviene destacar que a Italia le siguieron otros diez países que también querían recurrir la sentencia. Por tanto, Italia no está sola en esto sino que tiene aliados que van desde Rusia hasta Armenia, de Rumania a Bulgaria o Grecia. Todos estos países han puesto su confianza en una gran figura del derecho constitucional europeo, J.H.H.Weiler, profesor de la Universidad de Nueva York y judío observante. De modo que será un judío observante quien defienda las razones de la cruz y, a mi parecer, las de la civilización.
¿Cuándo habrá sentencia?
Habrá que esperar semanas, si no meses.
Si se confirma la condena, ¿qué va a suceder?
El Tribunal tiene dos caminos. Podría gestionar el caso con una compensación a favor de la familia finlandesa o bien, y éste es el escenario más alarmante, podría pedir a Italia que elimine la causa del problema. En otras palabras, que se quiten los crucifijos de las escuelas. Naturalmente, yo espero la victoria de la Europa plural sobre la Europa del prejuicio anticristiano, la de la ideología que elimina la libertad de todos.
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