El diario español publico.es, al hacerse eco de la visita del Papa a Turín, insinuaba que “La visita ofrece al Papa un descanso del escándalo de pedofilia que sacude a la Iglesia católica”. Más que un descanso la prensa italiana habla de triunfo. El diario Libero titula: “El Papa de la Síndone. Un triunfo a lo Woytila”.
Escribe el periodista Luigi Santambrogio: «Ratzinger ha sido recibido como un verdadero Papa popular, como lo era Wojtyla. ¿La razón? Una sobre todas las demás: nunca como en estos últimos meses, los católicos han vuelto a ver en él el rostro humano de Dios, la dimensión carnal y concreta del acontecimiento cristiano, el misterio de la contemporaneidad de Cristo a través de la visibilidad de la sucesión apostólica. Lo han visto a través de la persona, el comportamiento, el juicio y los sentimientos expresados por Benedicto XVI tras el escándalo de los curas pedófilos, que podría haber sacudido los cimientos de la Iglesia. Y, sin embargo, no ha sido así. Si eso no ha sucedido se lo debemos al Papa Ratzinger, que ante el fragor de la tormenta ha levantado una barrera con su cuerpo, su sufrimiento, su conmoción hasta las lágrimas y, sobre todo, su irreductible testimonio del bien y la justicia que sólo pueden venir del Cielo. Porque el hombre es nada, recuerda una y otra vez el Papa, es mentiroso y violento, pero Dios ha muerto precisamente para rescatar y salvar a este hombre concreto».
El rostro humano de Dios es el que aparece fotografiado en el sagrado lienzo de la Síndone, al que el Papa rindió ayer homenaje. Santambrogio continúa citando al Papa: «“Se trata de una hermosa esperanza, fuerte y sólida. En ella vemos, como en un espejo, nuestros sufrimientos y el sufrimiento de Cristo: passio Christi, passio hominis. Precisamente por esto es un signo de esperanza. Cristo afrontó la cruz para poner dique al mal, para hacernos ver el anticipo de aquel momento en que también nosotros veremos enjugar todas nuestras lágrimas y “ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento, ni tormento”. Son palabras de Benedicto XVI y los 50.000 de Turín, como las víctimas de los pedófilos en el encuentro de Malta, demuestran que no se trata de fábulas porque Ratzinger, el Papa teólogo, y de la fe razonable, cree hasta las lágrimas. Y esto basta».
En la prensa española, también La Razón recoge las palabras estremecedoras del Papa: «Todos hemos experimentado alguna vez una sensación espantosa de abandono, y lo que más miedo da de la muerte es precisamente esto. Como los niños, tenemos miedo de estar solos y la sola presencia de alguien que nos ame nos conforta. Es esto lo que ocurrió el Sábado Santo: en el reino de la muerte resonó la voz de Dios. Y sucedió lo impensable: el Amor penetró en los infiernos: también en la oscuridad extrema de la soledad humana más absoluta podemos escuchar una voz que nos llama y encontrar una mano que nos conduce fuera».
En el diario ABC, Juan Vicente Boo subraya la importancia que Benedicto XVI dio ayer a la jornada del Sábado Santo: «La Sábana Santa de Turín nos ofrece la imagen de cómo era su cuerpo extendido en la tumba durante aquel tiempo que fue breve cronológicamente – en torno a un día y medio – pero inmenso e infinito en su valor y en su significado». ABC también recoge cómo el Papa, reunido con los jóvenes en Turín, les invitó a participar en «el próximo gran encuentro en Madrid en agosto de 2011, un acontecimiento extraordinario que ayudará a acrecentar en cada uno el entusiasmo y la fidelidad en seguir a Jesucristo».
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