Una de las muchas tonterías del buenismo es su aversión a considerar a los cristianos como una minoría perseguida. Acostumbrados a lanzar sus dardos contra el catolicismo, se sienten incómodos ante la idea de que los cristianos son, hoy por hoy, después de los judíos, el colectivo más perseguido del mundo. La afirmación parece rotunda, pero los datos son aún más rotundos, y a ellos me referiré en este artículo. Pero a pesar de que las evidencias están ahí, que las matanzas se acumulan, las persecuciones arrecian y la desaparición de comunidades cristianas antiquísimas en sus territorios ancestrales es un drama irreversible, a pesar de todo, nunca se menciona esa realidad lacerante porque no forma parte de lo políticamente correcto.
El último ejemplo lo ha dado el Gobierno catalán en un penoso comunicado que tenía, como voluntad, la solidaridad con las víctimas de Lahore. Veamos. El atentado tenía un único objetivo mortífero, alardeado por la propia Jamaat-ul-Ahrar, la organización terrorista, escisión del trágicamente conocido Movimiento Talibán de Pakistán, el famoso Tehrik.
Y para muestra, el comunicado de los asesinos: “Reivindicamos el ataque contra los cristianos que celebraban la Pascua”. Y añadía: “Es nuestro mensaje al Gobierno que vamos a llevar a cabo este tipo de ataques hasta que la charia se imponga en el país”. Cabe añadir que el talibán acumula decenas de atentados contra cristianos pakistaníes y que incluso, en el de la escuela en Peshawar, separaron a los niños cristianos de los musulmanes, para después decapitarlos. Sin embargo, el comunicado catalán, dirigido a los pakistaníes en Catalunya, ni hablaba de cristianos, ni de terrorismo islamista, ni de nada que pudiera contradecir el catecismo progre. Sólo se nombraba a víctimas genéricas y al horror del mal, como si ese mal no tuviera nombres y apellidos. Es decir, unos pasaban por ahí y los atacó algo…
Pues el algo es muy conocido y las víctimas eran cristianas porque ese es un objetivo central de este terrorismo. Y para que Oriol Amorós y el Govern se acuerden en el siguiente comunicado de duelo que irremediablemente habrán de hacer –porque esto sólo puede ir a peor–, les ofrezco algunas cifras calientes de esta persecución frontal, tanto por parte de los terroristas como de los países musulmanes que los ahogan con leyes represivas. Los datos: 200 millones de cristianos tienen negados sus derechos, hasta el punto de ser condenados a muerte sólo con mostrar una cruz; la cifra de cristianos asesinados ha superado, según la OSCE, los 100.000; del millón y medio de cristianos en Iraq, sólo quedan 400.000 y son masivos los desplazamientos de cristianos en todo Oriente Medio. Si hubiera espacio, el pormenor de estas cifras genéricas es una vergüenza aún más lacerante y, sin embargo, silenciada. Están matando a cristianos por su fe. Basta ya de esconderlo.
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