Esta semana la hormigonera de la actualidad se tragó una noticia que debía haber abierto los medios que aspiran a contar qué pasa aquí y ahora. Porque además de lo de Cataluña, sucede que cuatro millones de españoles se sienten solos. Y no solo esos viejos que van al médico solo por hablar con alguien. No solo esos desempleados que ven pasar el año sin más cita que la del Inem. También gente con pareja, trabajos de éxito, recursos para comprar todos los sucedáneos de la compañía, pero no la verdadera. Esa ni se compra ni se vende ni se busca en Google ni se tuitea. Solo se encuentra. Y no todos y no siempre. ¿O alguien se cree que el idilio entre una celebérrima viuda y un notabilísimo caballero casado fue un flechazo? Todos ansiamos sentirnos únicos. Especiales para alguien. Vivos.
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