Desde que grabó la película Un Dios prohibido, sobre el martirio de los cincuenta y un claretianos de Barbastro en 1936, uno de los actores protagonistas, Jacobo Muñoz, no deja de preguntarse cómo es posible que se pueda perseguir hasta el martirio a las personas por causa de su fe. Sus grandes ojos azules se le iluminan todavía más cuando habla de los miles de cristianos que sufren, a día de hoy, marginación y persecución en todo el mundo.
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