En Khushpur, el pueblo en el que naciera Shahbaz Bhatti, en el durísimo Punjab pakistaní, miles de personas han participado en una vigilia para recordar al ministro asesinado hace ahora un año por su defensa de las minorías y por su confesión de fe cristiana. Tras la misa presidida por el arzobispo de Karachi, Joseph Coutts, muchos se han dirigido a la tumba de Shahbaz para realizar una oración: allí había también musulmanes, hindúes, sikhs... lo testimonia emocionado Paul Bhatti, el hermano que decidió contra toda prudencia humana asumir la cartera que dejaba el ministro asesinado.
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