En la fiesta de San Ambrosio, patrón de la capital de Lombardía, el cardenal Angelo Scola ha dirigido su primer gran discurso a la ciudad de Milán, entendida como el complejo de una sociedad plural y sus instituciones. Una venerable tradición consiente y recomienda que el Arzobispo, en una fecha de amplia resonancia religiosa pero también civil, tome la palabra para hablar no sólo "a los suyos" sino a la ciudad común, como gusta decir Benedicto XVI.
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