Proponemos a continuación una entrevista a Su Eminencia el Cardenal Angelo Scola, Patriarca de Venecia, publicada por el Corriere della Sera el viernes 7 de enero, y concedida a M. Antonietta Calabrò:
Ayer, 21 rosas rojas fueron ofrecidas en el altar de la Virgen Nicopeia en la Basílica de San Marcos al final de la Misa presidida por el Patriarca, el Cardenal Angelo Scola. Un gesto especial para conmemorar el martirio de los cristianos en el mundo y la masacre de 21 personas que ha golpeado a la comunidad copta de Alejandría en Egipto, una iglesia particularmente vecina a la veneciana, porque ambas nacieron a partir de la predicación del evangelista Marcos.
Cardenal Scola, el imán Al-Tayyeb, jefe de la mezquita de Al Azhar, ha pedido en una entrevista concedida al Corriere una señal del Papa para que se restablezca la confianza. Usted desde hace decenios se ocupa a través de la Fundación Oasis de la presencia cristiana en Oriente Medio. ¿Qué piensa de las palabras de Al-Tayyeb?
Ante todo es necesario reconocer que todavía sabemos poco los unos de los otros. Lo prueba el hecho de que ningún cristiano practicante se reconocería en la imagen de su fe que es frecuente entre los musulmanes y viceversa. Además es urgente afrontar el gran nudo de la relación entre verdad y libertad. Se trata de un equilibrio que es necesario reconquistar cada vez más porque sin verdad el hombre se pierde, pero sin libertad, el hombre se convierte en un esclavo. La violencia también nace de aquí.
Pero los cristianos no han amenazado a nadie, sino que son víctimas de quien en nombre de la religión hace matanzas y siembra miedo y muerte.
Desgraciadamente, las percepciones son radicalmente diferentes entre una y otra orilla del Mediterráneo. Muchos en Occidente se sienten atacados por el Islam, mientras que en Oriente, muchos creen que el Islam está siendo atacado. Los medios de comunicación tienen una responsabilidad en todo esto. Sin embargo, tenemos que permanecer apegados a los hechos: no es la primera vez que algunos terroristas que sostienen actuar en nombre del Islam, han perpetrado un atentado execrable suicida en una iglesia donde estaban reunidos en oración algunos fieles cristianos.
Benedicto XVI ha pedido protección para todos los cristianos, ¿cómo explica que esta posición sea considerada como una injerencia?
El Papa no pide ningún trato especial para los cristianos. Pide que se respeten los derechos fundamentales de todo hombre, entre los que está claramente el derecho a la vida, a profesar públicamente la religión y a no ser expulsados del propio país. Como los atentados de Alejandría, como en Bagdad en octubre, como en Nag Hammadi hace un año, como en Pakistán muy frecuentemente, o como en India y en China, los que son objeto de violencia son los cristianos, y así el Papa, que tiene sobre sí la responsabilidad de más de mil millones de fieles, ha considerado su deber llamar la atención del mundo sobre el problema de la persecución de los cristianos.
¿Cuál es el papel de Europa?
Europa debe obrar de manera más decidida a favor del respeto de los derechos fundamentales, teniendo la valentía de no subordinarlos a los intereses económicos. Además puede promover, con hechos concretos, un modelo de sociedad plural en el que los diferentes componentes se reconozcan a partir del bien práctico del estar juntos. Es una idea sobre la cual se pueden encontrar laicos y creyentes de las distintas religiones. Una idea que, a medio plazo, puede ser un paradigma para todos los países.
Precisamente el mismo día del atentado en El Cairo, el Papa había comunicado que en octubre participaría en el encuentro interreligioso de Asís...
El encuentro de Asís tiene exactamente este significado: el terrorismo, incluso antes que un problema de seguridad y de servicios de inteligencia, plantea una cuestión de experiencia y cultura. Existe una violencia que es perpetrada en nombre de Dios. Es necesario que las religiones quiten toda legitimidad a estos actos criminales. No sólo hay que decir que es un error, sino también por qué es un error.
Los terroristas suicidas musulmanes se consideran mártires. También para los cristianos los mártires están llamados a dar testimonio de Cristo en el modo más alto y definitivo. ¿Qué diferencia existe?
La diferencia entre un mártir y un terrorista suicida es radical. El primero abraza anticipadamente en su ofrecimiento a su propio perseguidor. Su perdón dado anticipadamente vence de esta manera un mal que es injustificable. El terrorista suicida está preparado para morir, pero su gesto se dirige a la aniquilación del otro. Por lo tanto, es intrínsecamente un mal, es una negación de lo humano.
Cristianos y judíos en los últimos siglos han sido constreñidos a vivir como “dhimmi”, es decir, subordinados bajo el Islam. ¿Es esto algo inevitable?
Por supuesto que no. Las palabras del imán Al-Tayyeb en la entrevista que usted citaba son muy claras. Y para ser honestos el imán ha expresado esta posición también en otras circunstancias, por ejemplo, en una entrevista al periódico libanés An-Nahar hace algunos meses. He podido leer una anticipación de la misma en un resumen preparado para la próxima newsletter de Oasis. En el mundo musulmán se da una batalla de ideas, junto con la batalla de las armas que todos puedan ver: se equivocaría quien pensase que en dicho mundo nada se mueve.
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