Durante los meses previos a su muerte, de la que ahora se cumplen 35 años, Pasolini escribió sobre un nuevo poder que desfiguró el de la religión y la cultura.
En un cierto momento, Pasolini se vuelve insoportable. Incluso para sus antiguos camaradas de hasta ayer, que ya eran para entonces unos muy cómodos corifeos del nuevo poder. Y así es que ataca en sus magistrales panfletos de sus últimos meses de vida –recogidos en Escritos Corsarios – el nuevo conformismo tan necesario para la multiplicación monstruosa de ese nuevo poder. La droga, la bohemia pequeño burguesa, el aborto. Escribe el año de su muerte: “No hay ninguna buena razón práctica que justifique la supresión de un ser humano, ni en las primeras etapas de su evolución. Sé que en ningún otro fenómeno de la existencia hay una esencial voluntad de vida tan furiosa y total como en el feto. Su ansia de ejercer su propia potencialidad, recorriendo nueva y fulminantemente la historia del género humano, tiene algo de irresistible y por eso también de absoluto y alegre. Aunque luego nazca un imbécil”.
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