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PRENSA

Acuerdos escolares

Teófilo González Vila
06/02/2010 - Alfa y Omega, 06/02/10

El Ministerio de Educación y Ciencia ha presentado sus propuestas para un Pacto social y político por la educación. Pero en realidad podríamos llamarlos meros Acuerdos Escolares (o por la Instrucción), acuerdos parciales, de diversa importancia, sin trabazón sistemática, por más que algunos de ellos, si se adoptan, resultarán sin duda beneficiosos. Entre las propuestas ministeriales, muchas recogen lugares comunes, las hay puramente retóricas, otras son repetitivas, en algunos casos aceptan ideas de la Oposición y corrigen algunos errores o suavizan algunos de los dogmas pedagógicos que lastran el sistema educativo español en su actual configuración, impuesta desde 1990 hasta hoy por los Gobiernos socialistas... Ese sistema ha fracasado: así lo entiende una opinión social generalizada tan sólida como una convicción. La mayoría ve ese fracaso fundamentalmente en los malos resultados académicos atestiguados por numerosos estudios nacionales e internacionales. Esto explica también que, para la mayoría, preocupada más por lo instructivo que por lo formativo, el Pacto por la educación debe tener como finalidad principal la mejora de esos resultados. Y en la medida en que se orienten a ese objetivo, las propuestas ministeriales pueden contar con una inicial positiva acogida social. Por otra parte, a las Comunidades Autónomas, cuyas competencias se respetan, y a los llamados agentes sociales, esos acuerdos les ofrecerían una ocasión privilegiada para obtener nuevas líneas de financiación. También, pues, por este lado, la oferta puede contar con vientos favorables...

Es, por eso, fundamental insistir en que lo propuesto por el Ministerio no es un Pacto educativo. ¿No habrá políticos que se resistan a aceptarlo como tal? No puede haber pacto educativo mientras no lo haya para respetar y asegurar el ejercicio de la libertades constitucionales (ideológica, religiosa, de pensamiento, de expresión, educativa, lingüístico-educativa, etc.) en todos los ámbitos que constituyen por definición el campo específico para el ejercicio de esas libertades y, por tanto, en el sistema educativo. No puede haber pacto educativo mientras las normas permitan a quienes ejercen el poder político imponer su particular opción en ese ámbito, por ejemplo, en la formación moral, en lugar de respetar y hacer que puedan desarrollarse las diversas opciones adoptadas en cada caso por los ciudadanos, en el ejercicio de sus libertades. Más concretamente todavía: no es posible un pacto educativo si, por ejemplo, se mantiene la actual Educación para la Ciudadanía y no se le extirpan ya a la ley del aborto las antidemocráticas previsiones educativas que contiene en cuanto manifiestamente contrarias a las libertades constitucionales antes dichas... ¿Tan difícil es entender esto?

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