“¡Hagan memoria!”, alentó. “La memoria, esta actitud deuteronómica que le da al alma tanta fuerza. La memoria que la misma Escritura subraya como modo de rezar, de encontrar a Dios”.
Francisco destacó las bondades de la memoria. “Esta memoria nos hace bien porque hace más intensa la vigilante esperanza hacia la Navidad. La memoria que toma desde el inicio la elección del pueblo: Jesucristo hijo de David, hijo de Abraham. El pueblo elegido camina hacia una promesa, con la fuerza de la alianza y de las siguientes alianzas que fue haciendo. Así es el camino para el cristiano, así es nuestro camino simple”.
“Nos han hecho una promesa –recordó el Papa–: ‘Camina en mi presencia y sé irreprochable’, como nuestros padres. Una promesa que será plena hacia el final pero que se consolida con cada alianza que hacemos, y nos hace ver que no somos nosotros los que elegimos. Nos hace entender que todos nosotros fuimos elegidos: la elección, la promesa, la alianza son como los pilares de la memoria cristiana”.
Sin embargo, se debe evitar quedarnos en lo externo del Evangelio de hoy, en esa aparente enumeración “aburrida” y fijarnos en la gracia que contiene, pidió.
“Esta es la gracia de hoy: hacer memoria. Cuando nosotros leemos este evangelio hay una historia de gracia. Una historia de gracia muy grande, pero también una historia de pecado. En el camino siempre encontramos gracia y pecado”...
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