Este verano la Fundación Desarrollo y Persona ha empezado a trabajar en América Latina. A partir de sus materiales de educación afectivo-sexual, “Aprendamos a amar”, se han organizado varios grupos de formación para educadores en México, Paraguay, Perú, Honduras y Costa Rica. En julio se desarrollaron ya los dos primeros, publicamos algunos fragmentos de testimonios de educadores que muestran el agradecimiento, utilidad y novedad que supone esta perspectiva para las relaciones afectivas, no sólo entre los alumnos sino también entre los adultos.
Rosalinda, Oaxaca
El deseo de aprender me movió a viajar a Querétaro este verano. El curso lo impartió Nieves, que se convirtió para mí de manera inmediata en una amiga que compartió conmigo su experiencia, que me miraba, que me hablaba de tal forma que sus palabras exaltaban mi corazón como nunca antes. Llenó el hueco que tenía abierto desde mi adolescencia y por fin entendí a aquella chica que fui, y pude identificar mis exigencias, tan vivas desde entonces.
Me lanzó el reto de ser verdaderamente adulta, de no tener miedo a proponer lo que he encontrado, de escuchar, de mirar, pero mirar de verdad, a aquellos que la vida me pone delante, mis hijos, mi marido, mis alumnos. Pude reconocer el valor de mi cuerpo y el valor de mi marido, al que siempre reprocho por sus diferencias. Nieves me ayudó a entender que hasta las diferencias son un bien.
María Rosa, Monterrey
El curso “Aprendamos a amar” se nos ofreció para ser monitores de educación sexual y afectiva y pensé que si participaba podría en un futuro contribuir de alguna manera en mi comunidad. Lo que nunca imaginé es que el beneficio me lo iba a llevar yo en primer lugar. Lo más relevante del curso no es tanto la información de conocimientos que maneja Nieves, que de por sí es muy significativo, sino la excepcionalidad de su persona, que comunica belleza y suscita asombro. Y no lo hace desde un discurso, parte siempre desde la experiencia.
Ivonne Ampudia, Ciudad de México
Estoy muy agradecida por estos días llenos de una mirada verdadera sobre la vida, el cuerpo, la persona y mi persona. Me ha ayudado a darme cuenta de cómo estoy hecha, para qué estoy hecha, y sobre todo, a recordar para Quién estoy hecha. En este curso he recibido respuestas a preguntas fundamentales que llevaban abiertas en mí muchos años. Ha sido como abrir los ojos, ver con mayor claridad, no sólo con ellos sino también con el corazón.
Nora Gauto de Meyer, Paraguay
Cuando a finales de 2009 llegó a nuestras manos el material de educación afectiva y sexual “Aprendamos a Amar”, nos dimos cuenta de que habíamos encontrado un material que nos permitía acercarnos al amor humano con una mirada totalmente nueva, cargada de sentido y por tanto de belleza y positividad. Comenzamos a reunirnos semanalmente a estudiar los textos y nosotros, que buscábamos herramientas para educar a nuestros hijos, terminamos siendo los educados.
Hoy tenemos más claro que cada circunstancia de la vida es ocasión propicia para recordar a nuestros hijos el valor infinito de cada uno de sus gestos y deseos. Estamos aprendiendo a mirarnos y a mirar a nuestros niños con los ojos cada vez más llenos de Su misericordia.
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