El director Paul McCreesh siempre ha custodiado un vínculo privilegiado con la historia, y no sólo con la historia de la música; en su actividad como investigador e intérprete nunca ha dejado de estudia e investigar los repertorios del pasado, tratando de actualizar las partituras, a las que se enfrentaba con la intención de reconducirlas hacia los contextos originales en que habían sido creadas para hacerlas más vivas y reales, para restituirlas sus colores y tonalidades, pero sobre todo los sonidos y las voces que hacen de la música algo eterno.
Sus primeros éxitos, por ejemplo, están unidos a las fieles reconstrucciones de las grandes ceremonias litúrgicas en la Venecia de los siglos XVI y XVII, pero sus proyectos poco a poco fueron ampliando sus ámbitos, estilos y épocas, empezando por las misas de Navidad de Palestrina y Praetorius o de los Requiem de Morales y Victoria, para llegar a las Pasiones de Bach y a la música sacra de Händel o Mozart, llegando incluso a los Oratorios de Mendelssohn y a la Grande Messe des Morts de Berlioz.
En perfecta consonancia con esta pasión por lo sagrado y lo humano, McCreesh realizó recientemente una grabación espléndida de una obra maestra vinculada a la historia del siglo XX pero cuyos confines artísticos y espirituales trascienden toda dimensión espacio-temporal: el War Requiem de Benjamin Britten (1913-1976). La primera ejecución de este trabajo tuvo lugar el 30 de mayo de 1962, con motivo de la fiesta de consagración de la catedral de San Miguel en Coventry, edificio histórico abatido durante los bombardeos de 1940 y convertido en símbolo de la reconstrucción; el testimonio evidente de la voluntad general de recuperación y reinicio expresada por una Europa aún en estado de shock por la destrucción y los horrores del conflicto reciente, pero que ya entonces miraba con consternación a la inminente “guerra fría”.
El compositor inglés concibió por tanto esta imponente arquitectura musical con un ojo dirigido hacia el oscuro pasado de la Segunda Guerra Mundial y con el otro abierto hacia un futuro de plomo, en que el breve paréntesis de paz y armonía pagado a un alto precio después de la caída del nazismo parecía ya desvanecerse en los precarios equilibrios de la política internacional.
El tema central del War Requiem es evidentemente la muerte, y en particular el trágico fin de las vidas truncadas por la violencia y la insensatez de la guerra, cualquiera que fuera su religión o nacionalidad; y entre los sentimientos de dolor y miedo, el mensaje de fe y esperanza que encierran estas páginas se alza como si fuera un grito que sólo se acalla al final, con el susurro del coro que pide ofrecer el eterno reposo a las almas de todos los difuntos.
Benjamin Britten
War Requiem
Gabrieli Consort & Players, Wroclaw Philharmonic Choir, Paul McCreesh
Signum Records / Sound and Music (2013)
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