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MUSICA

El último barco

Walter Muto
11/10/2013
Sting durante un concierto.
Sting durante un concierto.

Ya está en YouTube el video-promo con el que Sting presenta su último trabajo, The Last Ship. Empieza diciendo que son canciones creadas para una pieza teatral – que en efecto verá su puesta en escena en Broadway en el otoño de 2014. Se trata de la historia de su ciudad natal, una ciudad de constructores navales al norte de Inglaterra. Una historia de padres que se quedan en casa al perder su trabajo y de hijos que no quieren acabar de la misma manera, de generaciones que pelean entre sí y que luego se reconcilian, cuando un cura de la localidad les convence para que vuelvan a las fábricas que están cerrando y construyan un barco para sí mismos, para navegar por el mundo.

Merece la pena ver este video, que dura tres minutos, porque dice mucho de este gran artista. Acaba de cumplir 62 años, tiene una larguísima carrera que comenzó con Police y continuó con una serie de trabajos en solitario que marcaron profundamente los años noventa. Algo menos floridos creativamente hablando han sido sus últimos 10-15 años, en los que aun así ha tenido muchos proyectos distintos: su último trabajo como solista, Sacred Love, de 2003, que no fue precisamente memorable; un disco de música renacentista, acompañado sólo por un laúd; la Reunion de Police, con gira pero sin temas nuevos; un disco precioso de Navidad, o mejor dicho de invierno, If On A Winter’s Night; la reelaboración orquestal de sus grandes éxitos en Symphonicities.

Ahora, con The Last Ship vuelve a editar un trabajo completamente original. Un trabajo que no traiciona las expectativas creadas. Desde el primer momento, podemos comprobar que el rock se ha quedado un poco fuera y que se ha privilegiado la entrada de otras raíces, en particular las del folk inglés e irlandés. Sting no es nuevo en estos lares, como tampoco son nuevas sus referencias autobiográficas. Basta recordar su disco de 1991, The Soul Cages. Aquel trabajo se abría con una bellísima canción, The Island of Souls, que abordaba precisamente el tema central de este nuevo disco: la relación padre-hijo, una vida gastada por el trabajo, un hijo que quisiera tomar un barco y llevar a su padre de viaje a la isla de las almas, una suerte de paraíso que retorna en The Last Ship, en la canción Language of Birds, como si fuera la parada del viaje comenzado dos décadas atrás.

En resumen, un trabajo profundo, introspectivo, acompañado por una música preciosa, con unos arreglos magistrales y que no sólo explora el folk, sino también otros de los géneros preferidos por el artista: jazz, bossanova, baladas acústicas.

No se ha dado a conocer mucho de la trama del musical, más allá de lo que ya hemos contado aquí. Pero es un hecho que las canciones funcionan perfectamente sin necesidad de estar necesariamente unidas por una historia. Hablan de temas actuales y profundos. Por citar sólo algunas: Dead Man’s Boots es el inicio de la historia, un padre que trata de convencer a su hijo para que afronte la vida de un cierto modo y su hijo que le responde que hará todo excepto lo que el padre le está aconsejando. So To Speak es la confesión en forma de diálogo de un enfermo terminal que, preso entre las terapias y las máquinas del hospital, le pregunta a una voz femenina (la voz aterciopelada de Becky Unthank) qué sentido tiene todo eso.

Luego hay dos pequeñas obras maestras. Practical Arrangement es un tema que sin duda puede pasar a figurar entre los grandes temas del jazz, una delicadísima balada en la que un hombre implora a su mujer continuar con su relación, intentar buscar una solución que les permita estar juntos a pesar de los problemas. Y August Winds, que ofrece otro género musical, una balada plana, sencilla, con una melodía preciosa, la confesión solitaria de un hombre que, mientras cuenta las barcas que salen del puerto y vuelven a entrar, en una completa soledad termina por quitarse la máscara que ha estado obligado a llevar durante toda su vida.

En la breve video-entrevista de promoción, Sting dice que se ha sentido obligado a escribir, y que una vez identificado el tema, las canciones empezaron a salir solas. En efecto, al escucharlas fluyen con una belleza tanto musical como en las letras, que se insertan a la perfección en el tejido melódico, sea cual sea el estilo de la pieza.

Hay unas cuantas preguntas que me gustaría hacerle a Sting, si tuviera la posibilidad de hacerlo. Sobre todo una: ¿por qué en la historia teatral es precisamente un cura el que consigue despertar el orgullo de los trabajadores y convocarles para sacar adelante un proyecto común? ¿Y por qué precisamente ese sacerdote es el enfermo terminal de la canción citada más arriba? Tal vez algo se desvelará en el espectáculo teatral. Lo que está claro es que las canciones son profundas y preciosas, y merece la pena escucharlas.
Pequeña nota bene: no escucharlas distraídos. Aunque algunas canciones ya están sonando en el dial radiofónico, ese no es el mejor modo de captar la profundidad de estos temas. Mucho mejor hacerlo con los cascos, y sobre todo conviene respetar la norma – desgraciadamente, frecuentemente olvidada – de escuchan una canción desde el principio hasta el final.

Hacia el final de la entrevista, Sting dice que en este trabajo ha contado su historia a través de la vida de otros. Cuando lo dice, su cara presenta un gesto muy astuto. ¿Estará diciendo la verdad? ¿Se estará quitando la máscara, como el protagonista de August Winds? Sólo él lo sabe, pero nos ha regalado un trabajo que permanecerá, que puede ayudar a quien lo escucha a abrir puertas, a reflexionar, a escuchar buena música acompañada de buenas historias, contadas además con arte. Por otro lado, para eso se hicieron las canciones.

Sting
The Last Ship
Cherrytree/Interscope – 2013

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