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MUSICA

Muy americano, muy humano

Walter Muto
15/06/2012

En los Estados Unidos lleva sin dejar la cima de las listas desde hace dos semanas, sin embargo, en Europa ha sido recibido sin mucho entusiasmo. Hablamos del último disco (y descarga de iTunes, que prácticamente van de la mano) de John Mayer. Este grandullón de Connecticut, generación 1977, tuvo un gran éxito comercial con el estreno de su primer trabajo, Room for squares (2001), ganando tan solo dos años después el Grammy al mejor artista pop masculino. A pesar de todo, sus primeros trabajos, donde mostraba una gran habilidad con la guitarra y las letras, seguían marcados por un pop acústico de gran impacto. La canción Your Body is Wonderland se convirtió rápidamente en un himno para los teenagers y college students de aquellos años.
Unos años más tarde nuestro héroe emprendió una serie de aventuras musicales que le devolverían a uno de sus grandes amores: el blues. Dejada en un rincón la guitarra acústica y empuñada la Stratocaster, tras las huellas de su ídolo Stevie Ray Vaughan, se vuelca en una gran banda rhythm’n’blues y también en un trío, acompañado en esta última formación por dos verdaderas vacas sagradass: Pino Palladino al bajo y Steve Jordana a la batería.
Desafortunadamente, hace unos meses pasó algo inesperado: un granuloma en la garganta y los efectos de la operación para extirparlo le van a impedir seguir con su música durante un largo periodo. Todavía a día de hoy, al promocionar sus discos en programas televisivos, no puede exhibir sus dotes. Fue en este momento cuando, sea por esta casualidad imprevista, sea por su deseo de volver a las raíces, emprendió un viaje en coche en el que escribió las canciones de su nuevo trabajo, Born and Raised, es decir, nacido y criado. Un viaje sobre el hilo de la memoria, donde Mayer cuenta historias como solo él sabe hacer, con una estrofa limpia, rimada y musical; melodías esenciales que quedan impresas y un acompañamiento que devuelve a los orígenes. Como ya muchos han señalado, este no en un disco innovador, pero aun así transmite la misma sensación de cuando, al volver a casa, alguien está haciendo café para ti. Claro está, al mirar la portada del álbum podéis encontrar un énfasis retro; buscad una foto de su último periodo y veréis que su aire de vaquero con sombrero y pelo largo incluidos puede ser, quizá, un poco exagerado.
A pesar de todo esto, escuchad las canciones e intentad entrar en las historias que nos cuenta (en www.johnmayer.com podéis encontrar los estrenos preliminares de algunas canciones con vídeos grabados con una cámara fija al parabrisas y con subtítulos – miradlos y escuchadlo para degustar). A mí personalmente me ha marcado la historia de Walt Grace que, para huir de una rutina que le aplasta y le impide vivir, construye un submarino y se aventura en el océano. Un sueño, un grito extremo, quizá paradójico. Muy americano, por supuesto. Pero a la vez muy humano. Esta y otras historias, empaquetadas en un producto de alta calidad, embellecido por destacados invitados (el trompetista Chris Botti y Crosby y Nash solo son algunos entre muchos más), merecen para mí ser consideradas y escuchadas.

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