Massimo Borghesi presentó ayer su última obra, Crítica de la Teología Política. De Agustín a Peterson: el fin de la era Constantiniana, donde critica el incremento del uso utilitario del cristianismo con fines políticos, especialmente en tiempos de crisis.
La obra de Borghesi, profesor de Filosofía Moral en la Università degli Studi de Perugia, fue presentada por Camillo Fornasieri, director del Centro Cultural de Milán, y comentada por Stefano Alberto, profesor de Teología en la Universidad Católica del Sacro Cuore de Milán, y Antonio Socci, periodista y escritor.
«Borghesi nos acerca un tema que a primera vista puede parecer académico y lejano – dijo Stefano Alberto –, ya que en los últimos veinte años parecía que la teología política había terminado, no tenía espacio en el mundo actual, donde la Iglesia ha sido cada vez más marginada de la vida pública. En cambio, la verdadera novedad del cristianismo es la realidad que introduce Cristo: ‘Mi reino no es de este mundo’. Un verdadero cambio que marca la vida civil».
Esto no significa negar la dimensión política del cristianismo, sino que el cristianismo no se lleva a cabo, en última instancia, a través de la política. «Hay una reserva escatológica, la diferencia entre la gracia y la naturaleza que las doctrinas de Agustín y Peterson nos aportan, hasta llegar a Ratzinger. La civitas Dei nunca se puede cumplir como civitas terrena. Y Ratzinger respira y transmite el aire de la libertad de los primeros cuatro siglos de la historia de la Iglesia para reafirmar que el cristiano no sólo es tolerante, sino que siente una verdadera caridad por el hombre y defiende siempre la dignidad humana», dijo Alberto.
Según Socci, el libro de Borghesi se basa en la realidad y «rechaza la fascinación que la política tiene en los hombres, con la promesa de cambio que surge del derecho, la economía y el relativismo». El periodista afirmó que «el verdadero riesgo de nuestro tiempo son los mitos políticos, porque no son capaces de aportar al hombre la felicidad y la salvación que busca».
El propio Borghesi quiso hacer hincapié en que la crítica de la Teología Política representa una visión de perspectiva que combina a Ratzinger y a Bergoglio. «Tenemos que ser sensibles y denunciar al poder que abusa del nombre de Dios – afirmó el autor –, rechazar al Dios de los ejércitos, de la economía y de la opresión. El Dios de la teología política está ganando cada vez más peso en tiempos de crisis como el actual. Debemos rechazar esta herejía». El propio Concilio Vaticano II ha vuelto a descubrir el valor de la libertad religiosa para todos, según Borghesi: «En este sentido, el teólogo Ratzinger insiste en el liberalismo de San Agustín, poniendo la venida de Cristo en el centro de la historia humana, no sólo como signo de liberación, sino también de una profunda libertad que es siempre respetada».
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