Aterriza un helicóptero militar. El Papa pisa la alfombra roja. Comienza su visita a Jerusalén. Es mayo. Francisco se detiene ante el muro de las lamentaciones. Se apoya contra él, la cabeza sobre las piedras claras, y reza. Este es el primer muro que muestra el documental “Los muros de Tierra Santa”, de Caterina Doglio, redactora jefe de ‘Approfondimenti’ de Rainews24, que abre la reseña de reportajes internacionales ‘Historias del mundo’ a cargo de los periodistas Roberto Fontolan y Gian Micalessin que se proyectarán a lo largo de esta semana en el Meeting de Rímini.
El documental enseña la visita del Papa Francisco como una peregrinación tras los muros, milenarios unos, otros no tanto. Como aquél de cemento de ocho metros de alto que separa Jerusalén de Belén. Allí también se para Francisco, de pronto, frente a las pintadas con espray. Los autores son dos jóvenes palestinos provenientes de un campo de refugiados. Uno cuenta: “Había escrito ‘Bienvenido, Papa’, pero los soldado israelíes borraron todo por la noche. Pensé entonces en volver a escribirlo unos pocos minutos antes de que llegara, de modo que no daría tiempo a quitarlo”. Así sucedió. El Papa llegó, vio los escritos, bajó y apoyó su frente, ojos cerrados. Después alzó la mirada, como para ver hasta dónde llegaba el cemento. “Ha sido la primera vez que un líder se para delante del muro –continúa el joven–. El Papa ha infringido las normas: ha mostrado el muro al mundo. ¿Qué quisiera yo? Un estado palestino, ser libre”. Cuando la periodista afirma que el muro cierra a los camicaces, él reacciona: “Se ha construido para hacernos sentir en una jaula y hacer que nos marchemos”.
Al final de la proyección del viaje, que siguió mostrando algunos rostros de “la calle” y cómo viven esta situación, y la visita al muro Memorial, que recuerda a las víctimas de atentados en Israel, intervino la periodista árabe-italiana Sabbah. “Pedimos que el Papa vuelva a despertar la esperanza. Es vital que Francisco venga a nuestro encuentro porque enciende las reflexiones sobre nosotros, los cristianos que vivimos en Palestina. A quienes sostienen que es imposible que palestinos e israelíes vivan juntos, yo respondo: ¡es posible, y yo misma soy la prueba! La situación que estamos pasando se debe al rechazo del gobierno italiano a sentarse a la mesa con Hamas y a que éste se niega a reconocer el estado de Israel. Pero la paz se hace con el enemigo. No con el amigo. Hoy el enemigo es Hamas. Que es, aun así y con todo, el enemigo menos peligroso de entre todos los que se encuentran en la franja de Gaza”.
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