Va al contenido

CINE

Algo bueno que esperar

Maurizio Crippa
02/04/2013
Una escena del film.
Una escena del film.

La “parte de los ángeles” es ese porcentaje de whisky que se evapora naturalmente durante el proceso de destilación. Albert a punto está de desmayarse cuando se inclina sobre el barril para oler el licor. Este escocés es el más tonto del grupo, ni siquiera sabe que en Edimburgo hay un castillo: «¿Pero dónde has vivido hasta ahora? ¿Metido en un armario?». Los chicos de esta historia son hijos de familias de la clase baja obrera de Glasgow. Abandonados a sí mismos. Sin embargo, esperan que algo bueno les suceda . Sobre todo Robbie, el peor de todos, agudo y violento, como su necesidad de vivir.

Y sí, se encuentran con un ángel corpulento, el asistente social que se encargará de ellos durante una condena a trabajos sociales. Les lleva a visitar una destilería, tradición escocesa, les hace descubrir lo que es bello y bueno, y les enseña que los sentidos (el olfato) ayudan a poner en marcha el corazón y el cerebro.
Cuando Loach supera los temas demasiado ideológicos y, sin abandonar el compromiso social, diluye su tono enfadado en una mirada más humana, que se sorprende por la vida, es asombroso. Como ya le sucedió con Buscando a Eric, impresionante fábula social donde el ex campeón del Manchester United Eric Cantona se interpreta a sí mismo, sale de su propio póster colgado en una casucha de Manchester y viene a compartir (y transformar) la terrible vida de un seguidor fracasado.
Estos chicos descubren que también existe whisky de un millón de libras esterlinas y señores aburridos dispuestos a pagar ese dinero. El impacto de la vida… No son ángeles. Así que se van a las Highlands, con falda escocesa y sudadera (un vestuario llamativo: la primera patrulla que pasa les detiene inmediatamente), a probar suerte.

«Gracias por darme una oportunidad». Es la nota que, al final, Robbie deja sobre la mesa, al lado de una botella del increíble destilado robada para ese ángel de los servicios sociales que, gratuitamente, por un ímpetu de verdadera humanidad, les ha mostrado un camino, algo bueno que merecía la pena esperar.
También hay política, obviamente, como en todas las películas de Ken Loach. Los demasiado ricos y los demasiado pobres, la globalización que transforma en dinero irreal hasta las tradiciones más hermosas. Pero esta vez todo eso queda en el trasfondo. Lo que está delante es la vida, los rostros de estos chavales que poco a poco se descubren siendo amigos, y un adulto que por una vez no da lecciones de ética sino que consigue transmitir el gusto de ser hombres.

La parte de los ángeles, de Ken Loach, con Paul Branningam, Gary Maitland, John Henshaw, Roger Allam

Otras noticias

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

Vuelve al inicio de página