The Fighter es la historia del resurgimiento de un boxeador que parece destinado a ser un perdedor. Recuerda en esto a otros títulos famosos, como Rocky, Million Dollar Baby o Cinderella Man. Como este último, tiene el honor de ser una historia real. Menos trágica que otras como Toro salvaje o El luchador, conserva intacto ese encanto brutal pero humanísimo con que el cine consigue homenajear al boxeo y servirse de él como una suerte de metáfora sobre la condición humana. “El Irlandés” Micky tiene treinta años y, cuando no entrena, trabaja con su padre echando asfalto en las calles de Lowell, una de las ciudades obreras de Massachusetts.
Su entrenador es su hermano Dicky. Micky ha luchado mucho (y perdido) antes de llegar a combatir en el mundial de pesos Welter. Dicky (Christian Bale, Oscar merecido) ganó en una ocasión al famoso boxeador Sugar Ray Leonard; podría haber sido un gran entrenador, dotado de intuición y capaz de adivinar las acciones del adversario, pero su adicción a las drogas le sumergió en los bajos fondos del crack. Micky es un tipo silencioso, necesitado del afecto de su familia: Dicky, que pretendió enseñarle todo, pero que no estaba cuando lo necesitó; siete hermanas, que cuando se enfadan parecen unas Erinias de opereta; y una insoportable madre que hace las veces de manager (Melissa Leo, protagonista de Frozen River y otro Oscar merecido). En compensación, tiene un gancho izquierdo que si te llega al hígado te parte en dos. El problema de Micky es que necesita a alguien fuera de su familia que le entrene y le dé confianza.
El encuentro definitivo lo tendrá con Charlene, la camarera de la que se enamora (Amy Adams), que lo animará a cambiar de manager y a buscar la tranquiliad y determinación que necesita para seguir combatiendo, pero también para mejorar su relación con las personas a las que quiere. Dirigido por David O. Russel (con el que Wahlberg ya había trabajado en Tres reyes), The Fighter es un film en el que si Wahlberg emociona por cómo se ensimisma con su papel de púgil silencioso, tenaz y metódico, que ama a su familia pero al mismo tiempo intuye que puede ser la causa de sus derrotas; Christian Bale hace psicológicamente, pero sobre todo físicamente creíble el descaro de su personaje, que se convierte en objeto de simpatía, pero también de compasión hacia quien no ha conseguido mantener su promesa. Otro tanto se podría decir de Melissa Leo y Amy Adams, dispuestas a luchar hasta el fondo para proteger al chico al que sienten tener el derecho de amar.
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