Cuántas veces nos enfrentamos, nos agredimos, nos separamos, nos hacemos incapaces de dialogar. Esto acontece en todos los sectores de la vida, personal, familiar, social y política. Y por ejemplo acontece mucho en Cataluña, donde la división es muy profunda. Y de repente me encuentro con un ámbito de muchísimo diálogo allí, en Barcelona. El próximo fin de semana se celebra el Punt BCN, un encuentro cultural donde se abordarán temas de gran relevancia, como la nueva pobreza social, la pobreza farmacéutica, los modelos y las cárceles brasileñas de APAC sin policía exterior, donde los propios presos se rehabilitan y realizan las tareas del presidio, incluso se va a celebrar un diálogo religioso entre islámicos, judíos y cristianos. También se van a abordar los problemas educativos, el nuevo analfabetismo funcional. Y el acto central lo van a protagonizar una periodista bien conocida, que en realidad no es católica, Pilar Rahola, que ya destacó escribiendo un magnífico pregón para el día del Domund, y el presidente del movimiento católico Comunión y Liberación, Julián Carrón. Ambos van a dialogar sobre los problemas que plantea la situación actual en Europa. Hablamos con Pilar Rahola.
Qué gusto un espacio de diálogo tan multidisciplinar.
La verdad es que se están produciendo muchísimos debates transversales en temas diversos en Cataluña, y sobre todo en el tema ecuménico, cristiano, probablemente de religiones. Estamos ante un momento muy complicado y al mismo tiempo muy interesante.
Teniendo tan recientes las elecciones francesas no puedo no preguntarte a este respecto, teniendo en cuenta que en Punt BCN se va a abordar la cuestión europea. ¿Cómo ves tú lo de Francia?
Lo de Francia lo veo tan mal que aconsejo a todo el mundo el libro de Carrón porque precisamente habla de los valores, del final de la Ilustración, del final de una época que marcó en cierta forma la ética y la moral como conceptos básicos centrales del actuar humano. Francia es para mí la derrota de la Ilustración. Bajo ningún concepto quería que ganara Le Pen, pero tampoco me gusta nada Macron, que me parece ambiguo, líquido, que no afronta los problemas realmente y lo que quiere es el poder. Al final te encuentras con una situación de desconcierto profundo donde las ideas sólidas, los valores sólidos se han ido literalmente a la mierda. Al final respiramos porque nos libramos de Le Pen, pero realmente tenemos un problemón porque en cualquier caso está fuerte, marcando las pautas de la oposición casi como protagonista única, con un tipo al otro lado que tampoco sabemos muy bien ni hacia dónde va ni lo que quiere. La gripe de Francia es una neumonía para toda Europa.
¿Dónde está la Francia que articuló los sólidos valores de la República en torno a católicos, comunistas, el gran partido socialista, la resistencia francesa?
No está. Por eso creo que en el momento en que Francia, que ha sido la bandera de tantos valores, en el momento en que se hunde en el desconcierto más absoluto y tiene una crisis de identidad, de alguna forma la tenemos todos. Porque ciertamente la mayoría de nosotros la hemos tenido como referente a grandes intelectuales franceses, y el último gran intelectual que al menos a mí me inspiró fue Glucksmann, y murió. Yo creo que lo que tenemos en realidad es que las grandes ideas, las ideas que tienen que ver en el fondo con los valores cristianos, que también son los valores de la humanidad y han sido los valores europeos, están en una crisis profunda. Y lo que tiene que venir no sabemos qué es. Por eso me interesa tanto Carrón y me interesa tanto estar en esa conversación y en la presentación de este libro. Yo soy católica de educación pero no soy creyente porque en algún momento de mi vida se me fue el teléfono con Dios y no lo he recuperado. Pero, en cambio, me interesa enormemente la gente que cree en Dios, especialmente si eso lo plasma, no tanto en costumbres sino en valores y en ideas.
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón