Un sabroso “aperitivo” del próximo Meeting por la Amistad entre los Pueblos se sirvió el pasado 11 de diciembre en el Palacio de Exposiciones de Roma. Allí se dieron cita viejos y nuevos amigos de esta iniciativa para hacer balance de la última edición y lanzar una mirada al futuro más inmediato.
El tema de la edición 2013 fue “Una emergencia: el hombre”, una emergencia que, según Giorgio Vittadini, presidente de la Fundación para la Subsidiariedad, se pone de manifiesto cuando el hombre pierde «el deseo» y el «gusto por la vida». Como un intento de responder a esta inquietud, nació el lema del próximo año, “Hacia las periferias del mundo y de la existencia. El destino no ha dejado solo al hombre”, siguiendo la invitación del Papa Francisco. «No debemos esperar a los demás, tenemos que salir a su encuentro», insistió Vittadini. Nace aquí la dimensión oblativa tan estimada por don Giussani, que hablaba de la caridad como «don conmovido de sí», que no tiene nada de abstracto, que se transmite personalmente a los “particulares” y a los “últimos”. Y es que en los particulares aparentemente insignificantes de la humanidad doliente se esconden tesoros de sencillez, sabiduría y verdad. Como el “Mundo pequeño” de los relatos de Giovanni Guareschi sobre Pepón y Don Camilo.
El próximo Meeting pasará revista a estas “realidades mínimas”, pero «no será un Meeting minimalista», aseguró Vittadini, puesto que como siempre albergará ese aspecto grandioso de la «pasión por el hombre que nace de la certeza de que hay Uno que se ha encarnado como destino».
En el escenario del Palacio de Exposiciones de la capital italiana también estuvo Franco Frattini, presidente de la SIOI (Sociedad Italiana para las Organizaciones Internacionales), que fue ministro de Exteriores y comisario europeo de Justicia. Al evocar sus numerosas participaciones en el Meeting de Rimini, Frattini destacó el modo en que este evento ofrece emociones fuertes y auténticas incluso cuando aborda temas tan delicados como la política o la diplomacia internacional: así sucedió, por ejemplo, el año en que Frattini compartió mesa con los ministros de Exteriores israelí y palestino. Sobre el tema de las periferias, el ex ministro afirmó que «en lo pequeño es donde se construyen las grandes estrategias», haciendo referencia a las cada vez más numerosas «minorías marginales» que pueblan Europa.
El ex presidente de la Cámara italiana Luciano Violante alabó la capacidad del Meeting para «construir vínculos» en un mundo marcado por la marginación, donde el Meeting se erige en cambio como el lugar de la «confianza y la gratuidad», valores que «merece la pena defender».
También estuvo allí Wael Farouq, vicepresidente del Meeting de El Cairo y profesor en el Instituto de Lengua Árabe de la Universidad Americana en la capital egipcia. Farouq evocó el origen común en Abrahán del cristianismo y del islam: en el Corán, bajo la bóveda del cielo, Abrahán contempla la belleza de la luna y las estrellas y sufre por su ausencia cuando nace el día; el profeta comprende así la grandeza del Amor, esa realidad intangible que, sin embargo, nunca muere. «En el Meeting yo conocí ese amor. Lo vi en el sudor de los voluntarios bajo el sol de agosto… es el reflejo de una presencia divina».
El sociólogo Salvatore Abruzzese también destacó este aspecto: «en el Meeting la gratuidad es la experiencia más luminosa y apasionante». Por otra parte, Eugenio Mazzarella, profesor de Filosofía Teorética en la Universidad Federico II de Nápoles, reconoció que «me impresiona el hecho de que al Meeting todos van para escuchar, incluso el que habla. Desde el punto de vista personal, es una experiencia radical». En opinión de Massimo Borghesi, profesor de Filosofía Moral en la Universidad de Perugia, el lema del próximo Meeting es interesante porque «se centra en el Papa y en la condición histórica actual: saca a la luz el Occidente invisible».
Todas estas intervenciones, moderadas por el periodista Roberto Fontolan, director del Centro Internacional de Comunión y Liberación, llegaron a su punto final con las palabras de la presidenta del Meeting de Rimini, Emilia Guarnieri, que de cara a la inminencia de las fiestas recordó que «la Navidad es una fiesta para hacer memoria del otro, del afecto». Como la memoria de un «niño pequeño» que lleva el amor entre los hombres. Puede ser considerado como un signo de lo pequeño que se hace grande, de esas “periferias” de la existencia que dan sentido al centro de la existencia misma y a la conciencia de uno mismo.
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