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PROFESORES

«¿Pero tú me estás llamando a mí?»

Daniele Gomarasca
08/10/2013 - lazolla.it
Algunos alumnos de “La Zolla”.
Algunos alumnos de “La Zolla”.

Publicamos algunos fragmentos del discurso de acogida del director de la escuela milanesa “La Zolla” a los alumnos de primero de secundaria.

Queridos chicos:
A partir de hoy empezáis a recorrer dos caminos: uno ya lo habéis empezado, por tanto es un camino que continúa; otro es un camino nuevo que, como podéis imaginar fácilmente, para vosotros comienza hoy. El camino que ya habéis empezado, el que continúa, es un camino importantísimo, es el camino de vuestro crecimiento como personas, vuestro crecimiento físico, y si os fijáis es un camino que recorreríais igualmente aunque no fuerais a clase.
En los próximos años os sucederán, desde este punto de vista, muchas cosas, os encontraréis con muchos cambios: seréis más altos, más guapos, más simpáticos incluso, algunos quizá especialmente; en este camino de crecimiento tal vez se crece de un modo un poco desordenado, a veces a uno le crecen primero las piernas y luego el resto del cuerpo, pero al final se alcanza la medida justa. Entre los chicos, a algunos les empezará a salir barba demasiado rápido, a otros que les gustaría tenerla a lo mejor les crece demasiado tarde, pero este camino, esta serie de novedades importantísimas y preciosas sucedería incluso aunque no fuerais a clase… de hecho os digo además que aunque empezarais a comer la mitad este camino de crecimiento continuaría igualmente.
El camino nuevo que comenzáis hoy, el más bello camino que estáis llamados a recorrer y en el que caminaremos juntos, es la mayor aventura de la vida: hacerse mayor. Es lo más hermoso, lo más fascinante, aunque no todos estén de acuerdo, debéis fiaros de mí y de vuestros profesores. Hay quien piensa que la parte más bonita de la vida es cuando uno es pequeño, le miman, no tiene problemas, todos le sirven y sus preocupaciones también son pequeñas; cuando luego uno tiene que empezar a entrar en su vida como protagonista, ahí empiezan los problemas.
Yo tengo una vecina, una anciana un poco pesada, que cuando me veía con el carrito de mi hija, se asomaba a la niña y me decía: «Disfrútela ahora, porque cuando crecen todo son dolores y disgustos». Y yo pensaba: «¡Vieja bruja! ¡Pájaro de mal agüero! ¿Por qué me dice esta mentira?». Eso es falso, porque en mi experiencia hacerse mayor no es un incordio, no se pierde nada, al contrario está todo por ganar, todo por descubrir, y lo mejor de todo es que no termina, tenéis toda la vida.
¿Qué quiere decir hacerse mayor? Hemos hablado antes de la diferencia entre hacerse mayor como persona, en lo físico, en altura y anchura, pero también hay que hacerse mayor como hombres y mujeres. Nadie os llamará ya, espero, “niño”, “pequeño”, “bebito”, porque si es así os estará engañando: no os confundáis, ya habéis empezado el camino que os introducirá en la vida de los mayores, en la vida adulta.
¿Qué significa hacerse mayor? ¿Qué es lo que está en juego? Empezáis un camino de descubrimientos: ¿qué hay que descubrir? ¿Qué es lo más importante que hay que descubrir, aquello por lo que hacerse mayor merece la pena? Ya habéis empezado a percibir con vuestra inteligencia que hay todo un mundo que, a través del colegio, a través de las horas de clase, a través de vuestros profesores, os es dado para que lo conozcáis.
La semana pasada tuve varias conversaciones con algunos de vosotros durante las matriculaciones, os preguntaba a algunos: «Oye, ¿y tú qué quieres ser de mayor?». Las respuestas eran interesantísimas. Quizás alguno de vosotros llegue a ser de verdad lo que ahora se imagina, pero en cualquier caso hoy se abre para todos vosotros un camino de descubrimiento, y descubrir quiénes somos es lo más asombroso que hay.
Este año, en las clases de primero, leeremos juntos un libro que se ha hecho muy famoso últimamente también en el cine, se titula El hobbit. En el primer capítulo, un sabio y viejo brujo le propone una aventura a un hobbit, una criatura un poco desafortunada, pequeña: tiene unos pies enormes y le gusta todo menos la aventura, le gusta la paz del hogar, estar a gusto, en definitiva, ama la tranquilidad de la vida. Pues bien, llega este brujo y le dice: “Vengo a llamarte para vivir una gran aventura”. Y el hobbit responde: “¿Pero tú me estás llamando a mí? ¡Te has equivocado de hobbit!”. Entonces el brujo le insiste: “No, mira, tienes que fiarte de mí: hay muchas más cosas de las que puedas imaginar, dentro de ti hay algo mucho más grande, extraordinario y bello que tú ni siquiera imaginas”. Y se lo repetirá otra vez al final de la historia. Justamente esto es hacerse mayor: conocer el mundo para descubrir quién soy yo, cuál es la riqueza que cada uno de nosotros lleva dentro.
Estos años escucharéis muchas veces la palabra “orientación”. ¿Habéis hecho alguna vez pruebas de orientación? Os dejan en un lugar a oscuras con una brújula y os dicen: «¡Buena suerte!». Se os hablará de orientación porque en pocos años tendréis que elegir qué queréis estudiar. Pero “orientación” es una palabra que da un poco de miedo: parece que uno ya se ha perdido, que ya no sabe por dónde ir. Por eso os sugiero otra palabra, una palabra aún más extraña, la palabra “vocación”, que no sé por qué sólo se usa en el catecismo. La vocación es una llamada, y lo que yo os deseo hoy es que cada día, durante toda la Secundaria, con todos vuestros profesores, en cada hora de clase, podáis empezar a sentir una llamada. Todas las cosas, el mundo entero, ¡toda la realidad nos llama! Es más: hay alguien que en cada instante de vuestra vida os llama a conocer el mundo, a conoceros a vosotros mismos, hasta descubrir quién ha hecho el mundo y quién os ha hecho a cada uno de vosotros.
¿Qué tenemos que hacer entonces? Estudiamos, nos esforzamos, nos implicamos porque nos interesa este descubrimiento. Hay una oración preciosa que rezamos a menudo, el “Gloria”. ¿Qué quiere decir la palabra “Gloria”? Cuando uno dice «Gloria al Padre, el Hijo y al Espíritu Santo», ¿qué está diciendo? ¿La gloria militar, el desfile triunfal? En cierto sentido… Pero la palabra “Gloria” tiene que ver ante todo con la palabra “manifestación”, es decir, con algo que nosotros queremos ver. Decimos “Gloria” porque queremos ver, queremos conocer, queremos descubrir quién ha hecho el mundo y a nosotros. Cuando uso la palabra “vocación” es todo esto lo que digo: descubrir el mundo, descubrirnos a nosotros mismos, descubrir quién ha hecho el mundo y a cada uno de nosotros, descubrir a qué somos llamados. Pero para eso, repito, la gran novedad es que todo esto se puede descubrir no con un discurso sino implicándose en primera persona en el camino de conocimiento de cada materia.
Se introducirán muchas novedades respecto a Primaria, hay más profesores, más asignaturas, un mayor número de actividades: que todo esto no os asuste. El profesor no es vuestro enemigo, no es el malvado que me manda los deberes, que me quiere agotar; es la oportunidad que tenéis para empezar a recorrer este camino de descubrimiento. Preguntad a vuestros profesores, al director, las razones de cada paso que os pidan dar, intentad comprender el porqué y el sentido de esta llamada.
Que nadie se sienta incapaz. ¿Que no tienes ganas de estudiar? Bueno, eres una persona normal, sólo que al hacerse mayor uno descubre que las ganas no son la única razón para que uno se mueva. “No, es que yo soy demasiado bajito, nunca sacaré un 7 en la prueba de mini-basket”… Que nadie se sienta fuera de este camino de descubrimiento: es para todos, para recorrerlo cada uno personalmente y, otra cosa importante, para recorrerlo todos juntos. Nadie se hace mayor en el conocimiento y en la inteligencia por sí solo. Vuestro compañero es un recurso, es indispensable para que os hagáis mayores.
Una cosa que me hace enfadar de verdad es cuando uno de vosotros hace una pregunta y los demás piensan: «¡Ahora es el momento de hacer una pausa!». Si un compañero levanta la mano, quiere decir que se está poniendo en relación con lo que estamos proponiendo, está dando un paso importantísimo, y lo más interesante es que ese paso es indispensable para todos. Por eso, chicos, no existen preguntas estúpidas; cuando uno quiere saber, cuando uno quiere conocer, cuando uno quiere hacerse mayor, hay que preguntarlo todo.
Es precioso descubrir en la propia dificultad persona que uno está acompañado. Aunque seas un genio de las matemáticas o de la lengua, sin un profesor y sin tus compañeros, ese talento se desperdiciaría. Así que pisad el acelerador en el camino para conocer esta confianza hacia vuestros compañeros, hacia vuestros profesores y también hacia mí.
El director tiene un despacho en el que lo normal es que uno diga: «¡Espero tener que entrar ahí lo menos posible!». Y desde cierto punto de vista lo entiendo perfectamente, pero mirémoslo desde otro lado, desde otro punto de vista: ¿qué se dedica a hacer el director en su despacho? ¿Castigar a los malos? No sería un buen trabajo, sinceramente yo no lo habría elegido. El director está ahí para seguir el recorrido de vuestro camino y para ayudaros en los pasos que cada uno da. Por eso, aparte de cuando os manden al despacho del director, venid a verle, venid a contarle lo que habéis descubierto, lo que habéis aprendido. Al igual que vuestros profesores, estoy a vuestra disposición. No seáis como las plantas grandes. Las plantas grandes son mis preferidas del reino vegetal: me puedo olvidar de su existencia porque, tendencialmente, no mueren, siguen creciendo. Pero la planta no aprende, por eso para nosotros no es el ideal. El ideal es que uno pregunte, que exista, que esté presente, que observe, que se implique, que piense, que reflexione, que actúe.
Llegados a este punto, y esto me gusta porque asume también un valor simbólico, vamos a pasar lista. Hagámoslo pensando en lo que he dicho antes: pasar lista, que no en vano se hace todas las mañanas, ¿qué significa? Que cada mañana cada uno de nosotros y cada uno de vosotros dice: yo quiero estar, yo estoy presente, yo quiero descubrir, quiero conocer, no quiero perderme la mayor aventura de la vida, la ventura de hacerme mayor.
Os remito desde ahora a un profesor en concreto, al coordinador. ¿Quién es el coordinador? El profesor que, más que los demás, antes que los demás, con el director, os sale al encuentro para hacerse cargo de todas vuestras exigencias y preguntas, el que mantiene un poco el orden en la clase. Es un punto de referencia. Si luego uno se entiende mejor con otro profesor distinto del coordinador, ¡estupendo! Es normal. Cuando yo iba al colegio, al principio mi profesor preferido era el de Educación Física.
Os lo prometo: crecer en el conocimiento, crecer como hombres, es precioso. ¡No crezcáis como las plantas grandes! Os deseo un buen año y un buen camino a todos.

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