Organizar una macrofiesta o una fiesta de disfraces años setenta, cantar en un concierto de música tradicional, escribir y representar una obra de teatro, salir en las portadas de la prensa local o invitar a comer al alcalde del pueblo, ¿qué tiene que ver esto con el sufrimiento de millones de personas en el mundo? Todo, tiene todo que ver
Ante el hambre, la enfermedad, el dolor, la falta de hospitales y escuelas, de trabajo o de una casa digna, no nos quedamos parados. Nos ponemos “manos a la obra”, codo con codo con los que sufren. Prueba de ello son las más de 700 viviendas que estamos construyendo para los damnificados por el Huracán Mitch en Honduras, las decenas de trabajadores sociales que formamos para atender a niños enfermos de SIDA en Rumanía, los varios centros de formación profesional para jóvenes desempleados que estamos creando y equipando en Mozambique, proyectos para los que se han recaudado fondos en la Campaña de este año. Pero esto no es suficiente, nunca es suficiente.
Corresponsables
Sin «compartir el sentido de la vida» cualquier ayuda sería parcial. Cada hombre tiene una necesidad que no se conforma con una respuesta limitada, y a la que no podemos responder exhaustivamente. Nuestro objetivo es compartir el deseo de infinito y no pretender colmarlo. Los proyectos de CESAL nacen para sostener la presencia de personas que comparten con otros todas las necesidades, incluida la de un sentido. En última instancia, quieren ser corresponsables, porque no se trata de cambiar el mundo sino de cambiar a las personas. ¿Acaso no es esto lo que hace Rose en Uganda, Antonio en Lima o las Hermanas Franciscanas en Albania, como desde estas páginas se nos ha relatado a lo largo del año?
En primera persona
De la creatividad y disponibilidad de muchos han surgido decenas de gestos en favor de la Campaña: la fiesta años setenta, el concierto de música tradicional, una representación teatral, entre otros. Estas iniciativas tienen que ver con el sufrimiento y las necesidades del mundo, tienen una dimensión universal. Y empiezan por recaudar fondos para colaborar con sus necesidades más concretas. Los actos de la campaña son fruto de una implicación personal de los que participan.
Una realidad posible
Con motivo de la Jornada Mundial de la Paz, el Papa nos transmitía un claro mensaje: «Dios ama a todos los hombres y mujeres de la tierra y les concede la esperanza de un tiempo nuevo, un tiempo de paz. Su amor, revelado plenamente en el Hijo hecho carne, es el fundamento de la paz universal; acogido profundamente en el corazón, reconcilia a cada uno con Dios y consigo mismo, renueva las relaciones entre los hombres y suscita la sed de fraternidad capaz de alejar la tentación de la violencia y la guerra. (...) A todos os digo que la paz es posible. Pedida como un don de Dios, debe ser también construida día a día con su ayuda a través de obras de justicia y de amor». CESAL es una de ellas. Pido tu ayuda y tu apoyo para quienes la hacemos. Te pido que la hagas tuya. l
ALCORCÓN
«¿Quiere colaborar con una campaña de ayuda a Venezuela?». «Menos pedir para los de fuera y más empezar por nosotros mismos». Esta fue una de las respuestas que recibió uno de los colaboradores de la Campaña Manos a la Obra. Aquella mujer, viuda y sin hijos, con una exigua pensión, manifestaba en su rostro un malestar que no se dirigía únicamente a las ONGs, instituciones o gobiernos, sino a la vida misma. Y, sin embargo, sus palabras reflejaban una verdad de la que no éramos plenamente conscientes: se empieza por nosotros mismos. Lo hemos comprobado en Alcorcón - ciudad periférica de Madrid de unos 150.000 habitantes - al realizar la Campaña este año. Con esta conciencia, hemos podido organizar una fiesta de revival de los años 70 en el Colegio de la Inmaculada, en la que padres e hijos han cantado y bailado juntos al ritmo de Oferta Especial, el grupo musical que han formado varios de nuestros amigos. Porque se empieza por nosotros mismos, un grupo de niños de la parroquia ha organizado un mercadillo en el que se han agotado las existencias de farolillos de Navidad y angelitos hechos por ellos mismos para la ocasión. Por el mismo motivo, hemos podido salir a la calle y montar las mesas informativas, no sólo pasando frío, sino exponiéndonos a la indiferencia y las “malas caras” de la gente, y, a pesar de ello, marcharnos contentos con la certeza de que empezar por nosotros mismos es construir una nueva humanidad, hoy en Alcorcón y mañana en Venezuela.
ZARAGOZA
Nos sumamos de nuevo a la propuesta de CESAL debido a la experiencia positiva del año pasado. Ante todo, se trataba de una ocasión para crecer en nuestra amistad. Como acción concreta, un fin de semana juntos: el sábado en Zaragoza, con un concierto en la capilla del Hospital Provincial, donde un puñado de músicos fueron cómplices de la campaña. El domingo en Soria, lanzándonos a la calle principal de la pequeña ciudad castellana. Implicarse en todas las tareas que conllevaban estos sencillos gestos - organizar el concierto, invitar a amigos, familiares y compañeros de trabajo, explicar qué es CESAL y pedir dinero para sus proyectos - suponía una implicación directa de la libertad de cada uno, un esfuerzo que no podía ser automático o rutinario. Y, como suele pasar cuando uno se “mete” en este tipo de cosas, llegamos al borde del caos y del desastre: pocos días antes del concierto nos falló el cuarteto de viento, los carteles que lo anunciaban y que habíamos puesto por varios sitios tenían la dirección equivocada... Al final, como siempre, la Providencia ayuda, y conseguimos in extremis otros músicos. Los carteles los tuvimos que cambiar uno por uno. El concierto fue muy bonito y, a la salida, muchos de los asistentes se acercaron a nuestro tenderete a dar su aportación económica.
...y SORIA
El domingo nos fuimos “Camino Soria”, donde Chus y Cristina, recién casados, viven desde hace apenas cuatro meses. Nos esperaban en su nueva casa. Sin tiempo que perder, nos instalamos en El Collado, la calle peatonal por la que la ciudad entera pasea en las mañanas soleadas de domingo. Sin embargo, no nos encontramos, precisamente, en una de esas bonitas mañanas: al poco de realizar nuestro “impresionante” despliegue de medios, música incluida, cayeron las primeras gotas. Al mal tiempo buena cara, con lo que, paraguas en mano, seguimos nuestra tarea de informar y pedir fondos para el CESAL a los cada vez menos viandantes. Al día siguiente los periódicos locales se hacían eco de nuestro esfuerzo numantino bajo la lluvia.
De vuelta a casa, el cansancio, fruto de estos dos días de agitación, se hizo notar; pero nos descubrimos más contentos que el viernes. Estábamos satisfechos por haber conseguido sacar adelante el concierto y proseguir con la mesa a pesar de la lluvia y por haber sacado más dinero que el año pasado; pero esto no era todo. Para nosotros, más o menos “de paso” por motivos de trabajo, que apenas nos conocíamos hace unos meses, la campaña había supuesto una provocación: volver a plantearnos por qué estábamos juntos en esta ciudad. Esto ha renovado el agradecimiento a Cristo por generar constantemente una vida y una amistad nuevas.
PARLA
Este año queríamos poder dar un juicio más explícito sobre la novedad que supone el trabajo de CESAL a todos los que nos han ido conociendo. Decidimos hacer una charla-coloquio sobre uno de los temas de más actualidad en el campo de la ayuda a los países menos desarrollados, pero que menos a fondo conocemos: la deuda externa. Queríamos que se viera cómo el trabajo concreto de CESAL tiene que ver con la forma de tratar estas cuestiones. En el recién inaugurado Centro Cultural de Parla, junto a Javier, director de CESAL, reunimos a Maite Barea, profesora de Económicas de la U.A.M., a los diversos representantes locales de los partidos políticos y a los representantes de Cáritas de Parla, que llevan adelante la campaña de condonación de la deuda externa de los países menos desarrollados. Maite nos señaló que «el perdón de la deuda externa de los países empobrecidos es algo absolutamente necesario para su desarrollo, pero nunca es suficiente, ya que la regla “reducción de la deuda - incremento del capital - inversión”, no aporta resultados positivos para el desarrollo por sí sola, siendo imprescindible ayudar a estos países a crear una cultura del desarrollo». Precisamente con la novedad de su método de cooperación, CESAL contribuye a crear esa cultura, ya que, como decía su Director, «no se trata de dar un pez, ni siquiera únicamente de enseñar a pescar, sino de compartir las necesidades con ellos, comunicándoles un significado, para que así puedan ser ellos los protagonistas de su historia». Con la intervención de la representante de Cáritas pudimos comprobar la pertinencia del lema que presidía la fiesta que organizamos para el cierre de la Campaña, “El mundo sólo lo cambian personas ya cambiadas”, bajo el cual se reunieron más de 200 personas en la discoteca La Riviera, entre otros el alcalde de Parla, que hizo sus pinitos en el concurso de baile que allí se celebró.
VILLANUEVA DE LA CAÑADA
Más allá la satisfacción de haber salido en primera página de periódicos o en la radio, el festival que hemos organizado en el Centro Cultural de nuestro pueblo ha supuesto un regalo para todos nosotros. Decidimos hacer algo distinto este año. ¿Y por qué no un festival? Parecía una “pasada”. Nos dimos cuenta de que verdaderamente lo era en determinados momentos, cuando uno tenía la casa empantanada llena de decorados o disfraces y prácticamente no había tiempo para atender a sus propios hijos, o cuando, después de las mil una batallas del día, llegaba la noche y nos íbamos al Centro Cultural a ensayar hasta las once o doce de la noche.
¿Por qué? Recordábamos por la experiencia de otros años que el gesto de la Campaña de Navidad nos había ayudado, que “el gesto no nos necesita”, somos nosotros los que necesitamos del gesto que se nos propone. Se trataba de comprobarlo una vez más. Es un momento que ha llenado de significado esta Navidad. Como decía Clara al final del festival a las personas que habían asistido: «Para muchos de nosotros hace casi 2000 años se inició la gran aventura que ha llevado a todos los hombres de todos los tiempos a conocer la mirada buena y excepcional que Cristo tiene sobre nuestra vida. Él hará de la vida una aventura llena de significado y de alegría. Y esta alegría la queríamos compartir hoy, sencillamente, con vosotros».
BARCELONA
Entre las múltiples iniciativas para colaborar con la campaña Manos a la Obra, mencionamos la que se ha llevado a cabo en Barcelona, donde la Associació Cultural Charles Pèguy organizó una representación teatral infantil para recaudar fondos.
A continuación publicamos el mensaje que CESAL dirigió a sus colaboradores.
En nombre del CESAL, que está desarrollando su obra en los cinco continentes, deseo agradeceros a todos vuestra colaboración. Gracias a vosotros, gracias a un grupo de padres y amigos que, conmovidos por la actualidad de Jesucristo, tratan de reconocer la verdad allí donde ésta se hace presente, ha sido posible llevar a cabo esta iniciativa.
En el origen del interés que tenéis por los hombres y sus necesidades está una conmoción por lo que es el hombre. Un interés por todas sus necesidades: comida, casa, trabajo, educación, cultura, pero también exigencias de significado, verdad, justicia y felicidad. El corazón del hombre no es diferente ya seamos europeos, americanos o africanos, por eso podemos encontrarlo en cualquier rincón del mundo y en cualquier circunstancia. También deseo agradecer de una manera muy especial a la Associació Cultural Charles Pèguy y a la Compañía de las Obras, que se hayan adherido a la iniciativa. Finalmente, para entender que las grandes cosas pasan por el sí que cada uno de nosotros puede pronunciar, agradecemos vuestra generosidad, la de los actores, técnicos, la de los padres Jesuitas que nos han hospedado en este salón, la de los periódicos locales y la de los comercios de San Cugat que han apoyado de manera muy concreta esta iniciativa.
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón