Se acaba de celebrar en Milán el Matching 2006, una feria de empresarios sui generis que en su segunda edición ha convocado el doble de empresas que el año pasado. Uno de ellos comparte con nosotros su experiencia
¿Qué pueden tener en común un ferretero, un promotor de viviendas, un vendedor de maquinaria para fabricar envases, un ingeniero medioambiental, un asesor de telefonía, un gerente de una fábrica de carpetas y archivadores, entre otros, en una feria de empresarios en Milán durante 3 días? Aparentemente nada, sin embargo todos ellos, más de mil empresas italianas junto con unas vente procedentes de España, protagonizaron una feria empresarial realmente innovadora.
Durante los meses previos a su celebración, vía web había tenido ocasión de consultar los servicios que ofrecían cada una de las empresas participantes y de establecer, con la ayuda de la organización, una agenda de encuentros para tratar de vender nuestros productos y servicios.
Rentabilidad humana
La feria empresarial, también conocida como Matching, en su segunda edición ha convocado el doble de empresas que el año pasado. Esta feria nace del deseo de unas cuantas personas que se tomaron en serio su trabajo, de buscar nuevas formas de realizar negocios y sobre todo tratar de ayudar a otros amigos a que también los hicieran.
Desde el punto de vista económico todavía está por ver qué rentabilidad ha supuesto para mí esta feria empresarial, pero desde el punto de vista personal ha sido realmente enriquecedora. He estado en muchas ferias, pero en ninguna a mitad de su desarrollo he visto celebrar una asamblea en la que han participado más del 30% de los asistentes, que buscaban ir al fondo de su actividad empresarial, unos dando testimonio y otros pidiendo ayuda, y todo ello guiado por amigos que van por delante en el camino de la vida, como Giorgio Vittadini, Presidente de la Fundación para la Subsidiariedad, o Raffaello Vignali, Presidente de la Compañía de las Obras.
Una decisión personal
Cuántos empresarios conozco llenos de interés por la “rentabilidad económica” pero que están tristes y solos, con el peor cáncer que puede existir, el de no saber en el fondo qué sentido tiene su vida, qué sentido tiene levantarse cada mañana para ir a trabajar. A lo sumo responden que conseguir dinero. Como si el estar forrado fuera la garantía de felicidad y de plenitud máxima.
La decisión personal de asistir a esta feria surgió del deseo de ver a dos amigos que estuvieron el año pasado y volvieron entusiasmados y, en segundo lugar, del haber participado este año en el Meeting de Rímini.
Puede parecer paradójico ver a empresarios de extraordinario éxito relatar sus experiencias con una sencillez y humildad que te sobrecoge o que sencillamente piden ayuda para ir al fondo de su vida, pero demuestra que ser leales con la propia humanidad nos hace creativos y nos mueve a obrar con mayor inteligencia.
Verdaderamente Gaudí tenía razón cuando afirmaba que la humildad es el mayor enemigo del diablo.
Una experiencia de apertura
En contra del estereotipo manido del empresario hecho a sí mismo, he descubierto que existe otro distinto, que es el que ha descubierto la suma conveniencia de arriesgar junto a otros, que se descubren incapaces por sí mismos de llevar a término lo que más quieren y necesitan, con la conciencia de que su empresa es una catedral que construyen a lo largo de su vida, con sus manos, sí, pero con la fuerza de Otro. El Matching 2006 ha sido para mí una experiencia de apertura, de puertas y ventanas abiertas a mundos y realidades desconocidas para mí. Desde el ímpetu percibido en muchos italianos por salir fuera de Italia y vender sus productos o servicios en Sudamérica o en los países del Este o China, hasta ver a otros tomarse en serio la incipiente venta de jamones de pata negra que acometía un amigo mío este año, pasando por el interés de conocer lo que hacíamos cada uno de los españoles allí presentes y ver cómo nos podían ayudar.
Ante experiencias como estas uno se llena de preguntas: ¿porqué esta gente trabaja y hace ferias así? ¿Cómo pueden vivir en un modo que me corresponde y me provoca tanto?
Muchas cosas me han impresionado, pero entre ellas quizás la que más me ha llamado la atención ha sido la unidad vivida con el grupo de empresarios que veníamos de España, desde Madrid, Barcelona, Valencia y Navarra. Vuelvo con ganas de construir iniciativas análogas a las que he visto en Italia, y de vivir el día a día como lo viven algunos de los amigos que he conocido.
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