La intervención de Carlo Masieri, presidente del Consejo provincial de los estudiantes de Milán, ante el Presidente de la República, Giorgio Napolitano, y el ministro de Instrucción Pública, Giuseppe Fioroni, en el encuentro de los presidentes de los Consejos provinciales en el Quirinal. Roma, 6 de diciembre de 2006
Señor Presidente, nos encontramos aquí para celebrar con usted el décimo aniversario de la constitución de los Consejos provinciales de estudiantes, máximo organismo institucional de representación estudiantil, creados mediante el decreto 567/96. Cada Consejo provincial está compuesto por dos representantes de cada instituto de enseñanza secundaria, estatales y no estatales, que eligen un presidente y una junta ejecutiva. En nuestra labor cotidiana tenemos que afrontar los numerosos problemas de la escuela italiana y también apoyamos las iniciativas que los estudiantes de toda Italia promueven dentro de sus respectivas realidades. El Congreso nacional que se desarrolla durante estos tres días es una ocasión para intercambiar opiniones partiendo de la realidad en la que vivimos en nuestras provincias. Hemos podido así realizar un trabajo constructivo, dividiéndonos en comisiones por temas, para dialogar sobre el valor y los fines del propio Consejo (…).
Hemos descubierto de nuevo la importancia del Consejo como instrumento para valorar las necesidades y las propuestas de todos los estudiantes, a título individual o a través de asociaciones, siguiendo el principio de subsidiariedad. El verdadero objetivo de la participación estudiantil es garantizar un espacio y una voz a todos los que participan en la escuela, trabajando en una política entendida como servicio y no como esquema ideológico. Este método con el que se trabaja en los Consejos nos permite articular respuestas al gran malestar juvenil y al problema lacerante del acoso escolar, uno de los temas sobre los que han trabajado las comisiones en el Congreso. En nuestra experiencia de jóvenes, comprendemos que el acoso escolar nace de una ausencia grave de educación. Educación que no se debe entender en sentido moralista, que no se puede imponer mediante reglas cada vez más rígidas sino redescubriendo cual es la naturaleza original de los jóvenes, su deseo de belleza, de bien y de verdad.
Para contrarrestar la cultura de la violencia y de la trasgresión, la escuela debe promover la idea de que la afirmación verdadera de uno mismo no se consigue por ir contra las normas sino por el respeto recíproco. El acosador va al colegio con un cuchillo porque quiere afirmarse a sí mismo, quiere decir « ¡Yo!». Nuestra tarea como Consejo es valorar todas las experiencias que ya existen en las escuelas y ofrecer posibilidades de crecimiento, de encuentro entre la humanidad del alumno, la del acosador, y la realidad en su totalidad.
Al descubrir la dimensión de su propia humanidad, el alumno puede asumir inmediatamente el valor de la legalidad, es decir de una convivencia que se basa en una serie de reglas compartidas por toda la comunidad escolar. Pero no sólo eso.
En estas jornadas estamos debatiendo sobre todos los temas más relevantes relacionados con la vida escolar. Por ejemplo, queremos que el derecho al estudio, tal y como lo contempla la constitución, figure en el centro del debate político, para favorecer el diálogo entre todas las instituciones, retirando los obstáculos económicos y sociales que dificultan el derecho de todos a tener una educación adecuada. El punto de partida para formar ciudadanos del futuro es favorecer una verdadera participación democrática de los estudiantes, para que puedan ejercer su ciudadanía de manera activa, más allá del derecho al voto.
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