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Huellas N.04, Abril 2022

RUTAS

Más allá del optimismo

Gonzalo Izquierdo

Entre verbos que afirman el ser y adverbios de negación que deberían ponernos en guardia, Encuentro Castellón indaga en las razones que sostienen la esperanza

Durante los días 4 y 5 de marzo tuvo lugar la sexta edición de Encuentro Castellón con el lema, prestado de Encuentro Madrid, “Más allá del optimismo, la esperanza”. Siendo Castellón una pequeña capital de provincia y con una comunidad poco numerosa, la organización anual de este gesto supone siempre una oportunidad de primer nivel a la hora de decidir si vale la pena la aventura de su construcción, si participar o no y en qué medida hacerlo. Cada año comienza Encuentro Castellón, de la misma manera, dándonos razones para hacerlo y ponerlo a disposición de todos los vecinos de nuestra ciudad.
El lema fue el hilo conductor y generador de todo el programa de esta edición de 2022, y su elección partió de la necesidad de todos los amigos que participan en este gesto de tratar de entender mejor el alcance y profundidad que tiene la esperanza, y desde dónde sostenerla y alentarla. ¿Tenemos motivos para la esperanza? A pesar de que la vida no suele coincidir con la que uno hubiera planificado de antemano, ¿qué es lo que permite que exista algo dentro de nosotros que nos impulse al mundo con esperanza? ¿Nos basta con ser optimistas y confiar que en el futuro las cosas cambiarán? Queríamos vivir unos días teniendo en la mirada las preguntas que nos suscitaba el lema, y los diferentes actos se fueron organizando con el objetivo de buscar y encontrarnos con personas que esperen, despierten y alimenten nuestra esperanza.

Como peregrinos. El programa empezaba con una exposición del Pórtico de la Gloria. La humanidad del comisario de la exposición, Félix Carbó, su sensibilidad y conocimiento fueron la oportunidad, para quien estuvo en alguno de sus pases, de verse igual de peregrino, con las mismas preguntas y exigencias que aquellos que hace mil años ya recorrían los Caminos de una Europa por nacer.
El primero de los actos consistió en una mesa que, aprovechando la presencia de la exposición, se preguntaba “¿Es la belleza fuente de esperanza?”, y en ella participaron como ponentes tanto Félix Carbó como María Rodríguez, profesora de Historia del Arte, poniendo de manifiesto «el valor existencial que tenía el Camino de Santiago por el hecho de poder considerarse a uno mismo en camino» y el valor de considerar que «estar en camino es un bien en la medida de que el bien está en lo que ya se tiene».
El segundo acto contó con la presencia del escritor José Ángel González Sainz y partía de la pregunta “¿Pueden las palabras ayudarnos a comprender la realidad?”. En la conversación de este autor con Alfonso Calavia, profesor de lengua y literatura, se puso de manifiesto la sensación de que en este mundo de ideologías y posverdad en el que vivimos, las palabras, en muchas ocasiones, nos alejan de la realidad y, por lo tanto, del trabajo colectivo orientado a la búsqueda de la verdad. Se constató el hecho, cada vez más evidente, de que las palabras tienen significados diferentes para personas diferentes, o que simplifican terriblemente realidades que son complejas, no permitiéndonos así el ejercicio al que llama el deseo del hombre libre, el de conocer las cosas. González Sainz señalaba que «si hay algo humano es el verbo. Las palabras nos pueden ayudar o ser nuestro peor enemigo porque todo lo que conocemos lo conocemos por y en el lenguaje», y con su precisión habitual manifestó que «hay un momento anterior al lenguaje» que él describe como «estar con lo que está y ya está», como la categoría de la verdad que tienen las cosas y que se revela con el lenguaje.
Posteriormente sugirió que, para poder conocerse mejor, el hombre necesita la mayor riqueza de lenguaje posible. Es decir, un mejor lenguaje ayuda a describir mejor lo que nos pasa, los anhelos que tenemos y, por lo tanto, a entendernos a nosotros y a quienes viven con nosotros. Nos ayuda a enjuiciar la vida, a poner acentos que permitan matizar y tomar decisiones vitales más inteligentes.

Moverse entre dones. A propósito de la esperanza, González Sainz afirmó que «la felicidad tiene que ver más con los dones que con las conquistas». Se refería a «la alegría de la realidad», y prosiguiendo con esa idea decía que «lo que tenemos es un don. Hemos llegado a un lugar en el que hay dones antes de entrar en el lenguaje. Es la figura del contento ontológico. Ahora nos alegramos por resultados, por satisfacciones consecuencia de resultados; la verdadera alegría es que la persona está contenta porque vive en un lugar de dones. Esté bien o esté mal la persona, siempre son mucho más los dones. El que consciente o inconscientemente sabe que se mueve entre dones, este es el carácter auténticamente alegre. No tiene que ver con los resultados sino con que tenemos muchísimo».
La tercera mesa, con el título “Sexo, drogas y un zorro. La esperanza en las series”, consistió en un diálogo entre la artista Lucía Garijo y el profesor Jorge Martínez, apoyado en la proyección de algunas escenas de dos series representativas de la postmodernidad: Euphoria y Fleabag. A través de personajes arrasados por la vida, con situaciones vitales desgarradoras y solamente soportables desde el cinismo o el humor, se advierte en ellos que no pueden acallar la búsqueda de algo a la altura de su humanidad, permitiéndonos atisbar la esperanza en sus vidas, y por extensión para cualquier persona que viva inmersa en la liquidez del nihilismo que nos rodea. Fruto del diálogo surgió la siguiente afirmación: «la revolución no es cambiar el mundo, es ser cambiado uno mismo». Cerca de finalizar el acto, Jorge Martínez lanzaba una idea. «Pareciera que vivimos tiempos malos para la esperanza. Hay cosas que la pueden construir: un lugar, una relación, una amistad donde uno puede ser sostenido. Esto sí puede ser posible».
El cuarto y último de los actos de esta edición de Encuentro Castellón reunió a dos educadores como Gregorio Luri y Ferràn Riera que trataron de responder a la pregunta “¿Qué puede alimentar la esperanza?”. En el diálogo entre ambos salieron a la luz algunas ideas que permitieron aclarar aspectos fundamentales relativos a la tarea que tienen los profesores con sus alumnos. Luri afirmó que «renunciar a la exigencia es acomodarse en la mediocridad. Los profesores no estamos para sentir pena por lo que son los alumnos, sino para causar admiración por lo que pueden llegar a ser». A continuación, y ampliando el foco de lo anterior, dijo que «amar a los alumnos es amar que puedan hablar bien, el cuidado de sí mismos. ¿Cómo? Proporcionando experiencias de orden: lenguaje preciso, frases sintácticamente estructuradas, belleza, estética… Somos lenguaje. Los límites de mi lenguaje son los límites de uno mismo». Y con el objetivo de aportar un dato obtenido científicamente que aportara luz al lema del Encuentro aseguró que «cuanto más pobre es el lenguaje de una persona, más veces aparecen los adverbios de negación».
El cierre de Encuentro Castellón 2022 se produce con el reconocimiento de una alegría auténtica entre los voluntarios que hemos participado y la seguridad de que hacerse las preguntas importantes de la vida en una compañía vocacional hace posible la esperanza entre nosotros y nos permite seguir construyendo.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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