No estamos aquí para decidir -de ningún modo-si Golding merece o no merece el pedestal del Nobel.
Solamente sentimos curiosidad por saber de qué manera enfoca la vida este autor inglés y entresacar de su obra méritos y deméritos, siempre con el pincel subjetivo de quien gusta de la sana crítica.
A grandes rasgos es innegable -y él a pesar de todo lo niega que los libros de Golding ocultan en su perenne simbolismo la asfixiante desesperación de una época crítica.
Ahondando en "Ritos de paso"; -diario de un joven inglés que en plena guerra napoleónica viaja hacia Las Indias, Golding dibuja una paranoica, endemoniada-que no es más que el tapón de corcho sin rumbo destinado al perfecto absurdo.
Con su literatura el nobel de este año cierra las puertas de las válvulas de escape afectiva de sus lectores.
Plasma fabulosamente el paroxismo y la degeneración. Pero sus utopías negativas, sus destellos a modo de Sastre tal vez, siguen siendo para cualquier sensibilidad, dolorosamente ácidas.
Leer a Golding en esta travesía tétrica y sádica o leerle en sus obras de anti-héroes o en sus anacronismos forzados donde se recrea re interpretando la historia, a veces es sumergirse en una pesadilla de gigantes y monstruos que desde luego desprende poca paz.
El Nobel de nuestros días debería, y esto es sólo sugerir, dar testimonio de otras realidades humanas existentes por siempre; ponerse más al servicio del espíritu, rescatar la fatiga del hombre haciendo de su arte una construcción que sirva también para confortar e iluminar, profundizando por una vez en lo positivo de la tierra.
Obras en castellano:
- "El Señor de las moscas"
- "Los herederos"
- "Martín el atormentado"
- "Caída libre"
- "Ritos de paso"
- "La oscuridad visible"
- "El dios escorpión"
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