Va al contenido

Huellas N.05, Mayo 2023

PRIMER PLANO

«Hasta mi último respiro, seguiré sirviendo a Jesús y a esa pobre humanidad sufriente»

El testamento espiritual de Shahbaz Bhatti, ministro pakistaní asesinado en 2011. Testimonio de una vida vivida como vocación y entregada hasta el martirio

Me llamo Shahbaz Bhatti. Nací en una familia católica. Mi padre, profesor jubilado, y mi madre, ama de casa, me educaron con los valores cristianos y las enseñanzas de la Biblia, que me influyeron en mi infancia.
Desde pequeño estaba acostumbrado a ir a la iglesia y encontrar una profunda inspiración en su enseñanza, en el sacrificio, en la crucifixión de Jesús. Fue el amor de Jesús lo que me llevó a ofrecer mis servicios a la Iglesia. Las terribles condiciones en que viven los cristianos de Pakistán me estremecían. Recuerdo un viernes de Pascua cuando solo tenía trece años. Escuché un sermón sobre el sacrificio de Jesús por nuestra redención y por la salvación del mundo, y pensé en corresponder a su amor dando amor a nuestros hermanos y hermanas, poniéndome al servicio de los cristianos, especialmente de los pobres, los necesitados y los perseguidos que viven en este país islámico.
De mi propia vida. Mi respuesta ha sido siempre la misma. No quiero popularidad ni cargos de poder. Solo quiero un sitio a los pies de Jesús. Quiero que mi vida, mi temperamento y mis actos hablen por mí y digan que estoy siguiendo a Jesucristo. Ese deseo es tan fuerte en mí que me consideraría un privilegiado si –en mi esforzada lucha por ayudar a los necesitados, a los pobres y a los cristianos perseguidos de Pakistán– Jesús quisiera aceptar el sacrificio de mi vida.
Quiero vivir por Cristo y quiero morir por Él. No tengo ningún miedo en este país. Muchas veces los extremistas han querido matarme, apresarme; me han amenazado, perseguido y aterrorizado a mi familia. Yo digo que, mientras siga con vida, hasta mi último respiro, seguiré sirviendo a Jesús y a esa pobre humanidad sufriente, los cristianos, los necesitados y los pobres.
Creo que los cristianos del mundo que han tendido su mano a los musulmanes afectados por la tragedia del terremoto de 2005 han construido puentes de solidaridad, amor, comprensión, cooperación y tolerancia entre ambas religiones. Si esos esfuerzos continúan, estoy convencido de que lograremos vencer en los corazones y en las mentes de los extremistas. Eso producirá un cambio positivo: la gente ya no se odiará, no matarán en nombre de la religión, sino que se amarán unos a otros, vivirán en armonía, cultivarán la paz y la comprensión en esta región.
Creo que los necesitados, los pobres, los huérfanos, sea cual sea su relación, deben ser considerados ante todo como seres humanos. Creo que esas personas forman parte de mi cuerpo en Cristo, que son la parte perseguida y necesitada del cuerpo de Cristo. Si llevamos a término esta misión, ganaremos un puesto a los pies de Jesús y yo podré mirarle sin sentir vergüenza.

(a cargo de M. Antonietta Calabrò de la Fundación Oasis y Marcianum press)

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

Vuelve al inicio de página