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Huellas N.1, Enero 1984

IDENTIDAD

El acontecimiento más acontecimiento para nosotros

Conversación con Luigi Giussani, fundador del movimiento "Comunión y Liberación", sobre el significado que la presencia y el magisterio de Juan Pablo II tiene para la historia reciente de CL


- El encuentro de los universitarios de C.L. con el Papa en Marzo de 1979, ha sido definido por usted como "el acontecimiento más acontecimiento de nuestra historia" ¿por qué?
Porque es el encuentro donde el mensaje que despertó la vida del movimiento ha sido propuesto otra vez, encarnado en el testimonio viviente del mismo jefe de la Iglesia.

- C.L. ha tomado los discursos del Papa como contenido de catequesis y de trabajo cultural. Vd., sin embargo, también ha llamado a la necesidad de "ensimismarse en su figura concreta". ¿Qué quiere decir esto? ¿Qué valor tiene esta ensimismación?
Se trata de una actitud de obediencia real en la escucha, en la profundización del mensaje que la persona del Papa lleva adelante, en su reelaboración y hasta en el intento de convertirlo en criterio operativo para la vida. Además, sin una actitud de obediencia no es posible una auténtica comprensión de lo "nuevo", pues todo se reconduce en la medida de lo que uno ya es o de lo que uno ya sabe.

- El Papa dijo hace tres años: "Vuestra forma de acercaros a los problemas del hombre es parecida a la mía. Puedo decir que es la misma". Qué es lo que significa esa "forma"?
Es la fe que se hace cultura. Es la fe entendida como propuesta global para la vida, de manera que ella engendre necesariamente una actitud humana nueva en la percepción misma de las cosas en la valoración y uso de ellas y luego en los proyectos y en las decisiones que se tosen. Es a fin de cuentas, una visión nueva de la realidad.

-Al Movimiento han si encomendadas por el Papa dos consignas explícitas. La primera: "Id con la Iglesia al encuentro del hombre". La segunda: "Construid incansablemente la civilización de la verdad y del amor". Cómo han sido acogidas y entendidas estas dos consignas?
Creo poder decir que han sido acogidas no solo con entusiasmo, si­no también con la sincera voluntad de convertir las invitaciones en directrices de la conciencia. Por esto, frente a estas consignas ha habido una postura "crítica" en el sentido más positivo de la palabra. Claramente la segunda directriz es más fácilmente provocadora a la acción. Sin embargo, paradójicamente, la primera, que es la raíz de la segunda, exige mucha más atención, más meditación sistemática, y más disponibilidad de la que hemos tenido. En efecto, es la más difícil.

- Hay dos hechos que marcan más que otros el momento actual del Movimiento: en Italia el nacimiento de la Fraternidad de C.L. y luego el inicial desarrollo de la apertura internacional. Son hechos que han madurado también por al impulso del pontificado actual y que van a delinear un nuevo horizonte para el Movimiento. Cuáles son los factores educativos que exige esto nuevo horizonte?
Por lo que concierne a la Fraternidad: un compromiso ascético por el cual el trabajo del cambio en sí mismo a la luz de la fe se haga preocupación real, cotidiana, y se haga contenido de la amistad (pues la ayuda al cambio de sí mismo es el contenido de la amistad). Por lo que se refiere a la apertura internacional, el valor educativo está en una mayor liberación de una conciencia misionera, guiada y sobre todo sustentada por ejemplos de disponibilidad para poner la vida propia al servicio de las necesidades de la Iglesia en el mundo entero; esto es, al servicio de la "catolicidad".

- Juan Pablo II ha traducido la esencia de la intención conciliar con la fórmula "autorerealización de la Iglesia". Cómo participan C.L. y los movimientos en general de este proyecto?
Un movimiento no es más que una manera original, aunque contingente, de concebir y vivir al misterio de la Iglesia. Por esto la certeza necesaria para una fidelidad y una creatividad auténticas se debe apoyar en el solicitado consenso de la autoridad de la Iglesia. Un movimiento no es en absoluto una parcelización de la Iglesia, como algunos temen, sino que es la realización, encarnada en un cierto temperamento o en una determinada circunstancia histórica, de la vida de la Iglesia en cuanto tal. Quiero citar a este propósito la bellísima expresión de Mons. Lucas Moreira Neves en su intervención en el Congreso Internacional de los Movimientos (Roma, septiembre de 1981): "Un movimiento no es un trocito, sino un reflejo de la única Iglesia".

- Hay adultos de C.L. que ya ocupan lugares importantes en la sociedad civil. Alguien podría pensar que el Movimiento se va "acomodando" a la sociedad. Cómo mantener el dinamismo original?
Esta es ante todo la tarea de quien en el Movimiento es fuente de las directrices educativas. Está claro que el fruto de esa directriz también depende de la capacidad de seguimiento de aquéllos que están empeñados en los diversos sectores. La directriz educativa del Movimiento es la llamada continua a la vida cristiana como acontecimiento nuevo que prolonga en la historia la muerte y la resurrección de Cristo, en la vida de su Cuerpo que es la Iglesia: que todo esto no se quede en mera inspiración para la persona, sino que sea forma de su acción en cualquier ámbito, que esta parte de su acción se haga criterio con el que juzgar continuamente los distintos intentos prácticos y las realizaciones particulares en esos ámbitos; esto depende de la capacidad de seguimiento de los que allí están comprometidos.
En este sentido ninguna realización es valorada como absoluta y definitiva hay que tener, pues, una agilidad y una humildad continua para cambiar todo lo que se hace, confrontándolo con el acontecimiento cristiano. "Vosotros estáis sin patria - nos dijo Su Santidad una vez-, ésta sociedad no puede asimilarlos".

- El Papa en Colonia (Noviembre de 1980) dijo: "La razón del hombre es un instrumento poderoso para el conocimiento y la estructuración del mundo. Sin embargo, ella necesita para poner en acción toda la riqueza de las posibilidades humanas abrirse a la Palabra de Verdad eterna, que en Cristo se ha hecho hombre". Cuál es, pues, la posición del cristianismo frente a la razón?
La posición del cristianismo cara a la razón es la de un acontecimiento redentor que redescubre, con una claridad cada vez mayor, la auténtica naturaleza de la razón y que la acoge en la totalidad de sus factores. Es esta totalidad, podría decir esta fidelidad e integridad en el uso de la conciencia, lo que hace a la razón instrumento para la Gracia, es decir, que hace que la razón esté cada vez más abierta y el corazón cada vez más disponible a la novedad del acontecimiento cristiano. Creo que esta idea está contenida en las palabras del Papa dirigidas a los jóvenes en Monza (Italia): "¡No tengáis miedo a Cristo!... Él no envilece, no degrada ni mortifica nuestra razón". El cristianismo apasiona a la razón, precisamente por la fuerza de aquel ideal último que transciende a la razón y que se ha comunicado a la historia de la conciencia del hombre.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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