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«La verdad no se demuestra, se muestra»

Lucia Bresolin
21/01/2013
Padre Romano Scalfi.
Padre Romano Scalfi.

Al término de la Audiencia del pasado 16 de enero, el Papa anunció el comienzo de la Semana de oración por la unidad de los cristianos, fijada para los días 18 a 25 de enero. Esta iniciativa ecuménica hunde sus raíces en el siglo XIX: establecida por los anglicanos, fue acogida voluntariamente por la Iglesia católica ya con León XIII. Benedicto XVI hace ahora un llamamiento e invita a rezar para que «la fuerza inagotable del Espíritu Santo nos estimule en el compromiso sincero en la búsqueda de la unidad, para que podamos profesar todos juntos que Jesús es el Salvador del mundo».

Muchas comunidades y realidades eclesiales y culturales, queriendo responder al llamamiento del Papa, se han movido para organizar iniciativas y proponer encuentros. Entre ellas, Rusia Cristiana, fundada en 1957 por el padre Romano Scalfi.
Entonces, como hoy, la asociación se proponía animar el diálogo con la tradición espiritual, cultural y litúrgica de la ortodoxia rusa, a través de congresos, exposiciones y publicaciones. A todo ello se añade el coro homónimo Rusia Cristiana, que propone recuperar la tradición del canto bizantino en sus conciertos y en la liturgia. Así, desde hace ya más de cincuenta años, la riqueza sigue alimentando la tensión hacia la unidad entre los cristianos.

Durante esta semana de oración, el hilo central del tema elegido por el Papa es un pasaje del profeta Miqueas: «Lo que el Señor exige de nosotros». «Que sean una sola cosa para que el mundo crea», es justamente la petición que hace Dios mismo, como recordó el padre Scalfi al citar el Evangelio de Juan en su intervención sobre la cuestión del ecumenismo. La unidad visible de la Iglesia, a la que todos estamos llamados, es de hecho un potente instrumento de testimonio, «para salvar al mundo del escepticismo, del caos y de la desesperación». «La verdad no se demuestra, se muestra», afirma el fundador de Rusia Cristiana, retomando un dicho de la tradición oriental. Por tanto, más que muchos discursos, lo que verdaderamente incide es un «espectáculo de unidad».