El cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Maria Martínez i Sistach, acaba de inaugurar en la JMJ brasileña la muestra dedicada al padre de la Sagrada Familia. Antoni Gaudí y los días de la creación, que se expone en el Museo de Arte Contemporáneo Niterói. Los gestos de Dios – que crea la luz, la naturaleza, el hombre – reflejados en los actos y en la obra del genio catalán, cuyo proceso de beatificación está en marcha y que en toda su vida no hizo otra cosa que colaborar en el hacer de Dios.
La exposición se acerca a la personalidad del arquitecto catalán, a su espiritualidad, su estilo de vida, su método de trabajo. La exposición se abre con un vídeo. Escritos y entrevistas a los amigos de Gaudí, simples albañiles que trabajaban con él o gente que lo conoció, lo retratan: ojos dulces, siempre bajos, su forma de mirarte fijamente en determinados momentos, cómo hablaba, qué hacía cuando estaba cansado o se enfadaba, el camino que recorría a diario, cómo trabajaba… «Y nosotros sólo somos testigos de lo que otros vieron en él», explica Chiara Curti, comisaria de la exposición: «Su vida totalmente pobre y totalmente plena».
La muestra relaciona el gesto creador de Dios con los actos creativos de Gaudí. La gigantografía de alguna de sus obras, retro-iluminadas, muestra cómo la obra de Gaudí obedece a la primera palabra creadora, Fiat lux. En cuanto a la luz, basta pensar en las columnas del interior de la Sagrada Familia, un bosque donde se filtra el sol en las primeras horas de la mañana. O en la narración de un amigo suyo: «Cuando murió tenía la misma expresión que cuando estaba vivo. No le había cambiado la mirada porque él vivía ya en la luz». Y la ponía en sus obras.
La segunda sección (la naturaleza), reproduce un Edén salvaje, hecho de arquitecturas. «Sus obras eran una declaración de amor a la realidad creada y redimida». Gaudí tenía una mirad que contemplaba y gozaba, exclamaba siempre: fa goig! ¡Da gozo! «No por casualidad, en catalán su nombre es Gaudi-r significa gozar. Amaba la vida y decía: mi nombre me define». La última sección está dedicada al reposo. «Todas las obras de Gaudí reposan. Él no luchaba contra la fuerza de la gravedad, sino que la usaba». Se ven columnas inclinadas o arcos en catenaria. «Para él el reposo era oración, alabanza, no se contraponía al trabajo, a la acción».
En la muestra de Río se puede descubrir una obra poco conocida de Gaudí: los jardines de Sant Boi, un hospital psiquiátrico que Gaudí bordeaba cada día. La confirmación de que son obras suyas se debe al arquitecto David Agulló Galilea: Gaudí se puso en contacto con los pacientes del hospital y los involucró en la construcción de un maravilloso jardín de piedra.