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Huellas N.5, Mayo 2000

JUBILEO

Mateo, el odiado recaudador que dejó todo por Jesús

Alessandro Zangrando

Un publicano. Nadie lo habría imaginado al lado del Mesías. Acabó entre los Doce por una atracción

«El viento sopla donde quiere», dijo Jesús durante su conversación con el insigne fariseo Nicodemo (Jn 3,8). Igual que el soplo del Espíritu Santo, que lanza al aire los previsibles designios y las expectativas de los hombres. Y el viento alcanzó también a Mateo. Era un publicano, es decir, un empresario contratado por el procurador romano para recaudar los impuestos, el portorium, una especie de derecho de aduana y peaje que debían pagar los viandantes en la frontera entre las tetrarquías de Herodes Antipas y Herodes Filipo. mateo, en definitiva, era un recaudador de impuestos, una figura profesional, entonces como ahora, que no gozaba ciertamente de gran simpatía entre los habitantes de Galilea. Como recaudador tenía derecho a hurgar en los bolsillos y en el equipaje de la gente. Sobre su mesa, llena de papeles y documentos, hacía cuentas, contaba las monedas.
Precisamente en él, Jesús fija la mirada. Estamos en Cafarnaúm. El Mesías acaba de curar al paralítico; después «salió y vio un publicano de nombre Leví sentado en el despacho de impuestos y le dijo: "¡Sígueme!". Él, dejándolo todo, se levantó y le siguió». (Lc 5,27-28). También para Mateo la vida cambia en un instante. Después del encuentro deja inmediatamente su actividad y prepara un gran banquete en su casa. «Había un gran número de publicanos y de otros que estaban a la mesa con ellos. Los fariseos y sus escribas murmuraban diciendo a los discípulos: "¿Por qué coméis y bebéis con los publicanos y pecadores?" Les respondió Jesús: "no necesitan médico los que están sanos, sino los que están enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores"» (Lc 5,29-32).
De Mateo no se sabe mucho más. Su nombre deriva del griego Mathaios, traducción del hebreo Mattai que significa "don de Dios". En los otros Sinópticos, el evangelista es citado como "Leví, el de Alfeo" en Marcos (Mc 2,14) y en Lucas es «un publicano llamado Leví» (Lc 5,27): la explicación es que los judíos ponían junto al nombre semítico otro nombre griego o latino. Después Mateo es recordado en los Hechos (1,13), cuando Lucas hace el elenco de los apóstoles que habían presenciado la Ascensión.

Datos inciertos
Según algunas tradiciones, en su obra de evangelización llegó a Etiopía, Persia, Siria, Macedonia e incluso Irlanda. No se tiene certeza ni siquiera sobre su muerte: hay quienes afirman que murió de viejo o bien mártir, atravesado por una espada, mientras celebraba misa. Mateo había convertido a Ifigenia, hija del rey Egipo de Etiopía, después de haberla resucitado. La muchacha rechazó casarse con el rey Itarco y Mateo defendió su virtud, un gesto que pagó con la vida.
A finales del siglo IV los marineros que venían de Etiopía llevaron a Velia el cuerpo del santo. Los sucesivos habitantes, bajo la amenaza de los Visigodos, transportaron sus restos a Lucania. En el 954, por fin, el cuerpo del evangelista llegó a Salerno, por mandato del rey longobardo Gisulfo I, que lo escondió en la catedral. Los huesos fueron encontrados en 1080 y desde entonces reposan en la cripta.
¿El apóstol Mateo es el mismo que firma el primer Evangelio? Los historiadores está divididos. Para algunos el Evangelio hay que atribuirlo a otro Mateo, porque hay una alusión a la destrucción de Jerusalén (el versículo 22,7 «... el rey, enviando sus tropas, prendió fuego a su ciudad») que hace pensar en una redacción posterior al 70. Otros exegetas, entre los cuales se encuentra el autorizado Oscar Cullmann, piensan que el Evangelio se basa en una fuente en arameo redactada por el Apóstol (una recopilación de los dichos de Jesús, los llamados «logia»).
Según Apolonio, obispo asiático citado por Eusebio, la redacción se remonta al año 42, antes de que el apóstol dejase Palestina para ir a predicar a otros países. Para san Ireneo de Lyon, el libro habría sido publicado «mientras Pedro y Pablo evangelizaban y fundaban la Iglesia de Roma», por tanto la datación se trasladaría al 60.

Huellas de su profesión
Es muy probable que el Evangelio de Mateo haya sido redactado inicialmente en arameo, y después en griego. El recaudador estaba acostumbrado escribir «porque sin la cotidiana escritura no habría podido en el pasado mantener en orden su despacho de recaudador y las notas de los pagos», como explica el abad Giuseppe Ricciotti en su Vida de Jesucristo. Y de su profesión deja huella en la narración: en su Evangelio, el dinero se describe de forma minuciosa, cada moneda es citada por su propia nombre y su valor. Incluso en materia de normas fiscales demuestra una cierta minuciosidad. «Entre los Evangelios sinópticos - continúa el abad - Mateo es el que concede más espacio a las palabras de Jesús, que ocupan tres quintos del total del escrito». También la estructura del relato, recogida en torno a cinco grandes discursos, corresponde a un intento didáctico: el discurso de la montaña, el discurso misionero, el discurso en parábolas, el discurso eclesial y el escatológico. Mateo tiene en frente un destinatario bien definido. Son los cristianos provenientes del judaísmo: su Evangelio contiene muchos elementos de léxico y estilísticos de origen semítico, transmitidos del texto original a la versión griega. El más conocido es la expresión «Reino de los Cielos», que encontramos sólo allí, una fórmula nacida a raíz de la preocupación de los rabinos por no usar el nombre de Dios. La preocupación de Mateo es comunicar eficazmente un acontecimiento a los lectores que tienen fe en Moisés, como explica Ricciotti: en su Evangelio más que un cualquier otro, Jesús aparece como el Mesías prometido en el Antiguo Testamento, que ha cumplido en sí mismo las profecías. Como afirma Oscar Cullmann, Mateo tiene un especial interés en demostrar la correspondencia entre las profecías del Antiguo Testamento y la figura de Jesús: «Tal vez, de todos los documentos escritos anteriormente, sea el único que utiliza ya una especia de antologías de textos del Antiguo Testamento aplicados a Cristo».


SEÑAS DE IDENTIDAD
Nombre: Mateo
Profesión: Recaudor de impuestos
Signos característicos: Es un hombre maduro, con barba. En la iconografía tradicional se le representa con un libro abierto en la mano, cerca de un ángel que le ofrece la pluma para escribir el Evangelio. Con frecuencia lleva la bolsa del dinero que recuerda su actividad anterior
Fiesta: 21 de septiembre
Lugares de culto: Salerno, en cuya catedral se encuentran los restos del Ápostol
Hablan de él: los cuatro Evangelios, Papías de Hierápolis, san Ireneo, Eusebio de Cesarea

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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