Huellas N.10, Noviembre 1999

VALENCIA

Una sugerencia en una cena

Raquel Rivera y Belén Rodríguez

Primeros pasos de la A.C. Charles Péguy en Levante. El acto tuvo lugar el 18 de Octubre y ha supuesto para nuestra pequeña y vivaz comunidad una valiosa oportunidad de darse a conocer


Fue en Junio de 1998 cuando, en una cena en Valencia, un amigo nos sugirió empezar a organizar iniciativas de carácter cultural en conexión con el Centro Cultural Charles Péguy, de Madrid. No se trataba de hacer cosas, sino de la posibilidad de comunicar públicamente las razones de lo que vivimos. Comenzamos así a dar los primeros pasos.
La primera iniciativa ha sido fruto de una casualidad: Pasquale fue a comprar el libro de escuela de comunidad a la librería Crisol, y vio que esa misma tarde se presentaba allí otro libro. Enseguida pensó que quizás nosotros también podríamos aprovechar la ocasión.

Aprovechar la ocasión
Dicho y hecho; después de unos días fuimos a hablar con la directora, le pusimos delante una memoria de la A.C. Charles Péguy y le pedimos presentar El Sentido Religioso en su librería. Enseguida encontramos una gran apertura y disponibilidad por su parte y nos lanzamos a preparar el acto.
Pensamos en invitar a monseñor Juan Antonio Reig, obispo de Segorbe-Castellón, por el afecto y cercanía que ha mostrado y sigue mostrando hacia nuestro movimiento. El obispo nos había pedido dos profesores de Religión para su diócesis, para que se pudiese dar a conocer en esta provincia la realidad de Comunión y Liberación. Por este motivo, Raquel y Reyes empezaron a dar clase en Castellón el curso pasado.
También invitamos a Juan Biosca, director del Instituto Social del Trabajo de Valencia, una realidad cuya presencia data de los años cuarenta y cuyo objetivo principal es difundir la Doctrina Social de la Iglesia en el mundo del trabajo, a un nivel tanto intelectual como operativo. Por último, se pensó en José Miguel Oriol por ser el editor del libro.

En Crisol
No fue fácil poner de acuerdo a tantas personalidades, teniendo en cuenta además que es raro el día en que no hay un acto organizado en Crisol. Después de dos intentos fallidos, a finales del curso pasado por fin lo pudimos llevar a cabo.
El primero en intervenir fue Juan Biosca. Nos dio un testimonio personal de su encuentro con don Giussani en una convivencia, hace veinte años, a la que fue invitado por José Miguel Oriol. Contó que algunas de las cosas que escuchó en aquel encuentro le marcaron tan profundamente en su vida que incluso le permitieron afrontar de forma positiva la muerte de su hijo, ocurrida poco tiempo después.

Relación o reacción
A continuación tomó la palabra monseñor Juan Antonio Reig. Lo primero que destacó fue la urgencia que tiene todo hombre de encontrar aquello que responde a lo más importante de la vida. Señaló que toda persona tiene el deseo de ser feliz y que la única forma de responder a este deseo es tomarse en serio las exigencias y preguntas del corazón, pero el problema es que normalmente se anestesia el corazón, renunciando al intento de responder a dichas preguntas. El instrumento privilegiado para no reducir la pregunta es el uso adecuado de la razón como apertura a la realidad; es necesario entrar en lo cotidiano para encontrar la hipótesis de Dios, pero normalmente se censura la pregunta religiosa y se llega a la negación de este hecho. Sin embargo, este método es el único que permite tener una relación adecuada con la realidad, para que dicha relación no se reduzca a mera reacción instintiva.
Por ultimo, subrayó que es necesario educar la libertad del hombre para que le sea posible reconocer lo fundamental, la presencia de Cristo. Esto es posible por la presencia de unos testigos que le permitan conocer a Dios, porque desconocer a Dios es desconocer al hombre.

El problema de la vida
José Miguel Oriol cerró las intervenciones partiendo de una noticia que había aparecido ese mismo día en el periódico: se trataba de una sentencia del Tribunal Supremo de EEUU en la que se discriminaba a la escuela privada católica como una opción educativa más, al no conceder el “cheque escolar” a padres cuyos hijos estudien en un centro privado católico, mientras que sí se concede para un centro privado laico. Esto es un ejemplo de cómo la religión ha pasado a ser una “rareza” que solo unos pocos escogen y que ellos mismos deben sufragarse. Continuó diciendo que ésta fue la intuición que tuvo Giussani en los años cincuenta, cuando viajando en un tren mantuvo una conversación con unos jóvenes que iban de vacaciones. En aquellos tiempos el ambiente era aún culturalmente católico, pero para aquellos chavales el cristianismo no tenía ya nada que ver con la vida. A continuación explicó los comienzos de Giussani en el Liceo Berchet de Milán e indicó que El Sentido Religioso es una recopilación actualizada de las clases de religión que don Giussani impartió durante muchos años, tanto en el instituto como en la Universidad Católica de Milán.

Entre estanterías
El acto acabó con algunas preguntas del público, que fueron respondidas por los ponentes y en donde se manifestó que el punto de partida de todo conocimiento humano es el asombro que produce el toparse con una humanidad cargada de significado.
Todo se llevó a cabo en un pequeño espacio en el centro de la librería, situada en el bajo de unos grandes almacenes - en pleno corazón de Valencia -, en los que al mismo tiempo la gente realizaba sus compras. Para nosotros ha sido una ocasión para poder comunicar libremente a los compañeros de trabajo lo que somos. Algunos de los que asistieron al acto salieron muy agradecidos y con el deseo de poder comentar con nosotros este libro.
Al finalizar, Gema fue a agradecer su colaboración al gerente de Crisol, quien había estado escuchando atentamente a los ponentes durante todo el encuentro, y éste le comentó que era él quien nos estaba realmente agradecido por haber realizado allí la presentación. Por último, el obispo, muy entusiasmado, nos emplazó a hacer la presentación del libro en Castellón. Sabemos que, tomando en cuenta esta sugerencia, al igual que en aquella cena en Valencia, el Señor construirá cien veces más de lo que nosotros somos capaces.