En septiembre se exhibió la exposición del Meeting. Más de 900 asistentes en sólo tres semanas. La presentación del libro Los orígenes de la pretensión cristiana, televisada por el canal de la Universidad. La creatividad de una comunidad minúscula
Puerto Rico, isla del Caribe: golpeada por el Atlántico al norte, acariciada por las brisas del sur, es una tierra quemada y cegada por el sol durante todo el año pero súbitamente devastada por huracanes de fuerza increíble. Su gente es acogedora y de una amabilidad extrema, herida por una violencia cotidiana escondida y difusa, en una tierra exuberante, donde todo invita a vivir el instante de forma ingenua e inmediata. Aquí parecen imposibles el dolor, la tragedia, la muerte y, sin embargo, el aburrimiento, la soledad y el sinsentido, vestidos de droga o alcohol, pueden acabar rápidamente con una vida. Este pueblo latino-afro-antillano, que se aferra a la lengua española y a un sueño de independencia para detener el derrumbe de la memoria de algo que no se sabe ya bien qué es, y que al mismo tiempo parece hundirse, cada vez más, en el pantano de los mitos norteamericanos de un bienestar a buen precio.
También aquí «aterrizó», en los espacios amplios y modernos del espléndido Museo de Ponce, la exposición «De la tierra a las gentes»: llegó, al principio, como algo extraño, una sorpresa, algo del «otro mundo», tal vez precisamente desde aquel otro mundo al cual pertenecen aquellos restos de memoria confusa y borrosa que, sin embargo, hacen que los portorriqueños sean todavía un pueblo.
Desafío total
Con el apoyo decisivo de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico y de su Presidente, José Alberto Morales, del Museo de Arte y del Obispado de Ponce, durante el mes de septiembre, sobre todo los jóvenes de Ponce y de sus alrededores se vieron desafiados por un acontecimiento. La exposición, con la fuerza de sus imágenes y textos, permitió el encuentro con los testimonios materiales de hombres y mujeres que hace algunos siglos experimentaron en sus vidas la certeza de una Presencia más fuerte que la muerte y que, impulsados por aquella misma energía que había resucitado a Jesús de entre los muertos, se volvieron protagonistas de un pueblo y una civilización nuevos. Los rostros y las palabras de quienes dicen que este Jesús resucitado se puede encontrar hoy, hablan a todos de una humanidad, en el Puerto Rico de cada día, en el corazón de sus condiciones concretas, tan cargadas de luces y sombras.
Miércoles 15 de septiembre: 300 estudiantes universitarios escuchan atentamente la conferencia del Padre Fidel González sobre la difusión del cristianismo y la vida de las primeras comunidades cristianas (los mismos temas se retomarían por la noche, durante una conferencia en el Museo, y dos días después con los profesores del campus de Arecibo).
Miércoles 22 de septiembre: estudiosos locales de historia y de arte intervienen en una mesa redonda sobre «Cristianismo y arte en los primeros siglos» en el mismo Museo.
Martes 28 de septiembre: el Presidente de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico, José Alberto Morales, y el Obispo Auxiliar de Ponce, Mons. Ricardo Suriñach, presentan el libro de Mons. Luigi Giussani, Los orígenes de la pretensión cristiana. La intervención del Presidente se centra en el tema del sentido religioso del hombre, su coincidencia con la naturaleza misma del yo; y subraya la continuidad entre el primero y el segundo volumen del Curso. La exposición del Obispo sigue el hilo de los capítulos con inteligencia y sensibilidad, manifestando a menudo su conformidad con los planteamientos del texto y expresando la admiración por el amor del autor al acontecimiento de Cristo. El canal de televisión de la misma Universidad retransmite el encuentro en directo.
En directo
En tan sólo tres semanas más de 900 estudiantes de instituto desfilaron delante de las láminas y piezas arqueológicas de la exposición, con la ayuda de las guías oficiales del Museo, y de diez estudiantes que se prepararon especialmente para este evento. Cientos de universitarios y adultos visitaron la exposición o participaron en algún encuentro. Miles de portorriqueños siguieron por radio, televisión, por la prensa y en la revista bimestral del Museo, la presentación de la exposición.
El alma de todo este movimiento es la pequeña comunidad de Comunión y Liberación de Ponce, toda ella adherida y tejida alrededor de la casa de los Memores Domini. De repente, se vio en primer plano, a la vista, como una ciudad puesta en el monte o una lámpara prendida en la casa para que todos tengan luz. De repente, se percibió todavía más pequeña y frágil, pero también más claramente amada y obra de Otro.
Parafraseando a Dostoyevski
Sábado 2 de octubre: se cierra oficialmente la exposición con la bendición del Obispo titular de Ponce, Mons. Fremiot Torres, y un concierto conmovedor de música sacra del coro de la Universidad, donde la voz de la tradición más antigua se unió a las expresiones artísticas de la religiosidad contemporánea. A la pregunta planteada en la noche de apertura, parafraseando el famoso interrogante de Dostoyevski - «un portorriqueño de nuestros días ¿puede creer, realmente creer, en la divinidad del hijo de Dios, Jesucristo?» - alguien en esos días contestó con más certeza “sí”. En la fragilidad de nuestra vasija de barro llevamos una riqueza y una belleza que son para todos.
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón